Opinión | SOLIDARIOS

Reflexiones de cara al 28 (2ª parte)

Lo primero sería prestar atención a las personas con un mayor deterioro personal y social

En mi artículo anterior (Diario CÓRDOBA, 22-04-23) planteaba que los partidos políticos y las personas que componen las listas electorales que se presentan a las elecciones municipales el próximo 28 de mayo deberían conocer a fondo la realidad económica y social de su jurisdicción. En el presente artículo propongo una serie de propuestas, a mi modesto entender, encaminadas a mejorar la vida de las personas que habitamos la ciudad de Córdoba.

Lo primero que debería tener presente el futuro Gobierno municipal es la atención a las personas, a sus conciudadanos, sobre todo a las que presentan un mayor deterioro personal y social. Para afrontar el empobrecimiento social que padece nuestra ciudad haría falta un gran esfuerzo que va más allá de los servicios sociales, creando una gran área transversal de servicios municipales que atiendan a estos sectores de la ciudad. Junto a los servicios sociales, las competencias de vivienda, empleo, formación y juventud deberían formar de esta macroárea.

En segundo lugar, la corporación municipal debería asumir la tarea de ser un verdadero dinamizador de creación de empleo a través de los principales recursos que aporta la ciudad: su privilegiada situación geográfica, Universidad, el complejo hospitalario Reina Sofía, junto al Imibic, CSIC y otros institutos de investigación. El languidecido Parque Tecnológico de Rabanales, por ejemplo, debería asumir parte de este desarrollo científico que generaría puestos de trabajo de calidad en una ciudad donde cada vez más emigra la población joven universitaria. Junto a ello, un motor de empleo sería el parque logístico, incluso apostar por un puerto seco dada la situación estratégica de la ciudad. Aprovechar la red ferroviaria, la red de autovías y el aeropuerto, muy infrautilizado, para estos menesteres.

En tercer lugar, el nuevo alcalde con su equipo debe poner en valor el patrimonio de la ciudad, más allá del turismo de masas. Nuestro patrimonio no puede estar destinado a este tipo de turismo, que en algunas épocas del año dista mucho del turismo de calidad acorde con la ciudad patrimonial que tenemos.

En cuarto lugar, es urgente mitigar la sangría poblacional. Córdoba ha perdido diez mil habitantes en el último decenio. Como sigamos con esta despoblación, dentro de poco la ciudad perderá el umbral de los 300.000 habitantes. En los diferentes programas municipales no se ha abordado este problema. ¿Nos contentamos con una ciudad cada vez más envejecida y sin expectativas de crecimiento o, en cambio, apostamos por las oportunidades que ofrece un empleo de calidad a nuestra juventud y a otros sectores de la sociedad?

Y hablando de calidad, tenemos que hablar de sostenibilidad. El calentamiento global que estamos padeciendo nos lleva a tomar una serie de medidas encaminadas a preservar el medio ambiente y la vida. Una ciudad como Córdoba debería comenzar a tomar medidas reales para afrontar las temperaturas extremas y el déficit hidráulico. El Ayuntamiento tiene que afrontar con celeridad un plan de sombras para la ciudad que la haga más habitable, además de planificar el urbanismo con menos granito y materiales más adaptables que amortigüen el aumento de las temperaturas. El uso razonable del agua se impone: menos piscinas privadas y más públicas, que conllevaría a gran parte de la población a ser más llevadera la estación estival.

Córdoba tiene medios para crear una eficiente red de cercanías, que junto a los autobuses urbanos e interurbanos generen un mayor uso de la intermodalidad. El nuevo Gobierno municipal debería apostar por un área metropolitana de Córdoba que tenga en cuenta la red ferroviaria de la provincia, eje Puente Genil-Córdoba y Villa del Río-Córdoba-Palma del Río con todas las estaciones en servicio, ampliable a las vecinas localidades de Andújar y Peña Flor. Una red de cercanías de más de medio millón de habitantes que facilitaría los desplazamientos en transporte público tanto provinciales como interprovinciales.

Por último, la nueva Corporación municipal tiene que desarrollar una política del día a día, del mantenimiento de la ciudad. Clama al cielo, por ejemplo, que los ediles desayunen todos los días mirando al abandonado Templo Romano, o que La Corredera se haya encontrado durante los cuatro años del actual gobierno municipal en un total abandono. En definitiva, cuidar de las personas en un medio ambiente saludable donde primen los servicios públicos y empleos dignos para que Córdoba consiga una buena calidad de vida.

*Profesor y escritor

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