Opinión | No me digas...

Antonio Gala. Todo eso y más

«Córdoba, España, la literatura, el pensamiento, y la sonrisa nunca volverán a ser lo que fueron»

En un periódico de Malabo, capital de Guinea Ecuatorial, una vez se publicó lo siguiente: «Ha muerto, menudo error, Sebastián de los Buñuelos». Lo sé porque se lo leí a Manuel Leguineche en un libro. Pues sí, al hilo de esa afirmación lúcida y extrapolable, es un profundo error que Antonio Gala haya muerto. Porque, a veces, algo tan involuntario como es la muerte supone, sin duda, un tremendo error para con el mundo. Fenece una época, si no es que ya lleva tiempo fenecida. Una época de libertad, de inteligencia, de contrastes, de ese picor que se sentía y se sentía en el cerebro cuando uno escuchaba a los grandes, aunque no siempre se estuviera de acuerdo con ellos. Me enamoré de Antonio Gala, más que por su poesía (le pasaba como a Cervantes, creo) por su pensamiento. Que ese pensamiento nos lo transmitiera a través de artículos de prensa, obras de teatro, novelas, ensayos, guiones audiovisuales, o en conversaciones impagables con Jesús Quintero, daba igual. Por ejemplo, no hubo otra sección periodística más oportuna (sin desmerecer a los Vicent, Campany, Umbral y Del Pozo) y necesaria que aquellas ‘Charlas con Troylo’ y sus secuelas desde aquel irrepetido ‘Semanal’ de ‘El País’, que, junto con su teatro, y todo eso y más, fueron el mejor tratado de humanidad, reflexión y análisis que han dado la prensa escrita y las Letras desde la Transición. Quién pudiera volver una y mil veces a aquellos domingos de los 80. Era pensamiento puro, Antonio Gala. Reflexión, reflexión borde, o muy borde a veces. Combativo y combate, sensibilidad sin ñoñeces, de alma humana a humana alma: el espíritu de un tiempo que se nos ha ido como arena entre los dedos, como lágrimas en medio de la lluvia. Córdoba, España, la literatura, el pensamiento, la sonrisa y el cabreo no es que se hayan quedado huérfanos, sino que, sencillamente, nunca volverán a ser lo que fueron. Por lo menos en otra generación, o nunca. Antonio Gala, si podéis Jesús Quintero y tú, enviadnos alguna que otra entrevista a través de estas nubes que, por fin, vuelven a emborronar el cielo. Llueve incansablemente. Es el llanto de Córdoba por Antonio Gala. Yo creo en estas cosas.

*Escritor @ADiazVillasenor

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