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María Jesús Monedero

VELA ENCENDIDA

María Jesús Monedero

La Prensa

Casi todos los días paso por el vial, al lado de un cartel que pone: «La Prensa, tu caseta en Córdoba». Me gusta el diseño y me gusta la existencia misma de esa caseta. Y el cartel, que está todo el año.

El 3 de mayo se celebró el Día Internacional de la Libertad de Prensa. Amnistía Internacional aprovechó para denunciar las violaciones del derecho a la libertad de expresión e información. Según Reporteros sin Fronteras, a finales de 2022 más de 533 periodistas estaban en prisión por ejercer su profesión; un 13,4% más que en 2021; tampoco se había registrado nunca un número tan elevado de mujeres periodistas en prisión (más de 78). De los muertos, mejor ni hablar.

Gobiernos de todo el mundo restringen la libertad de expresión e información, aumentan la censura sobre la prensa, la radio y la televisión, limitan gravemente la libre expresión de ideas y la difusión de noticias. Además, muchos países bloquean el acceso a internet para evitar el uso de redes sociales y cualquier tipo de comunicación con el exterior de las personas «disidentes».

Pero, en nuestra sociedad, más que la censura directa, da miedo la abundancia de bulos y la ausencia de interés por información fiable. El periodismo es, en estos momentos, una profesión muy precarizada. Sin periodistas profesionales no podemos acceder a datos e investigaciones que nos permitan forjarnos una opinión propia. Hay quien no considera necesario leer y menos comprar periódicos. No sé si entenderemos alguna vez que las y los periodistas son imprescindibles. Y que no comen del aire.

Con el pretexto de la pandemia muchos bares de Córdoba dejaron de tener prensa escrita y no han vuelto a tenerla. Es una pérdida importante.

Estoy suscrita a varios periódicos digitales y compro en papel también. Ya que, en general, detecto una resistencia, o falta de medios en algún caso, a pagar por la información, me esfuerzo en mantener cabeceras que no quiero que se pierdan. Y leer el periódico en papel no es ningún tipo de nostalgia. Es poder pasear la mirada de una manera rápida para ver globalmente una página sin tener que ir pinchando por secciones. Sin la esclavitud de la información ‘al minuto’. Y la importancia del periodismo local. Es imposible comunicar nuestras inquietudes si solo nos movemos en nuestros círculos. Necesitamos soportes comunes.

** Activista de Amnistía Internacional

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