Diálogo e igualdad

Hace ahora ocho años demostré que se puede llevar el bastón de mando de una de las ciudades más importantes de nuestro país, Córdoba, con la firme convicción que el diálogo y la igualdad debían ser la espina dorsal del proyecto municipal.

Cuando aspiré a ganar la confianza de la ciudadanía tenía un objetivo claro: transformar la dura realidad a la que nos enfrentamos allá por 2015. Los coletazos de una crisis económica que había profundizado en la desigualdad entre la población y el desmantelamiento de los servicios públicos municipales.

Cualquier decisión debía contemplar la singularidad de la política local, es decir, mucha empatía y mayor sensibilidad.

Y para ello el diálogo es una herramienta fundamental para acertar. Se trata de transformar la realidad que afecta al día a día de vecinos y vecinas con los que coincides, y seguirás coincidiendo, en el autobús, en el mercado o en el centro de salud. Esto exige un plus de responsabilidad y algo más de tiempo, pero merece la pena.

Participación con mayúsculas, escuchar y tener en cuenta pros y contras, adaptar las decisiones y que resulten efectivas. Recuerdo algunas interpretaciones de este modelo como un signo de «debilidad» por parte de «comunicadores» y tertulianos de barras de bar. Con el paso del tiempo, Córdoba ha ganado y los resultados, ahí están.

Conseguimos el Pacto de la Estrategia Logística que ahora, con el impulso del Gobierno socialista, se ha materializado en el proyecto de la base logística del Estado. Trabajamos con el Consejo del Movimiento Ciudadano y los Consejos de Distrito para la puesta en marcha del tren de cercanías y la mejora de Aucorsa.

Se constituyó la Comisión Municipal sobre Memoria Democrática y el trabajo pendiente ha sufrido un parón en este último mandato.

Ahora que se debate sobre la evolución de algunas de nuestras fiestas y tradiciones, ahí siguen los acuerdos sobre el modelo de Feria o la nueva ubicación la carrera oficial de la Semana Santa.

Otras cuestiones claves para el presente y el futuro, la apuesta por llevar la bioclimatización a los colegios públicos o el Pacto sobre Emergencia Climática. Son algunos ejemplos de los resultados de la colaboración, diálogo y participación.

El segundo hilo conductor del proyecto: la igualdad. Fue la primera vez que las políticas de igualdad se gestionaban desde Alcaldía para llevar así la perspectiva de género a todas las áreas. Fue clave el papel del Consejo Municipal de las Mujeres como gran protagonista en la elaboración y evaluación de esta estrategia. El apoyo y colaboración con el movimiento feminista, declarar a Córdoba como Ciudad Libre de Violencias Machistas y el resto de medidas. Por cierto, otra política más que ha sufrido parón en este mandato, los motivos son conocidos y a la vez indignos en democracia. Dice la Constitución que la función de los partidos políticos y sus dirigentes son dos fundamentalmente: la de vehicular la participación de la ciudadanía y la de representarla. Nuestra ciudad ha tenido que conformarse, en algún que otro mandato, con capitulares que se han dedicado a representar a la ciudad más bonita del mundo, eso y sólo eso. Mi modelo fue otro, la participación a través del diálogo y persiguiendo la igualdad, convencida de que las decisiones que se toman bajo este modelo son más duraderas y efectivas. Ahí están los resultados.

* Exalcaldesa de Córdoba

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