Opinión | TRIBUNA ABIERTA

La ley andaluza del flamenco

El PP presenta un texto legislativo que puede quedarse en solo papel mojado y en una ley de postureo

Allá por septiembre de 2022 tuvimos conocimiento de que el gobierno de Moreno Bonilla había presentado en el Parlamento de Andalucía un proyecto legislativo para su tramitación y aprobación. Se trataba del proyecto de ley andaluza del flamenco.

En ese momento tuvimos dudas sobre si el Partido Popular llevaría también a este arte secular, la manipulación, la inquina y la torticería con que afronta otros temas como la sanidad, la educación, la dependencia, las pensiones o la vivienda.

La actualidad aportaba las evidencias en las que se basaba nuestra primera toma de contacto con el proyecto de ley. En los meses en que el gobierno de España gestionaba una epidemia mundial de forma modélica, convirtiéndose en un referente para naciones grandes y pequeñas, especialmente en el apartado de la vacunación, el gobierno del PP en Andalucía despedía, en plena pandemia, a 8.000 sanitarios.

Cuando el gobierno de España ampliaba el número de becas y apostaba por la Formación Profesional como nunca antes hizo un gobierno español, creando 45.000 nuevas plazas de FP bilingüe, 824 centros de capacitación digital y más de 1.500 aulas de tecnología aplicada, el gobierno del PP en la Comunidad de Madrid repartía las becas entre las familias más pudientes y potenciaba la segregación por sexos en los colegios.

Mientras que el gobierno de Pedro Sánchez aumentaba la inversión en el Sistema Nacional de Dependencia con 1.800 millones de euros, el gobierno de Isabel Díaz Ayuso dejaba morir a más de 7.000 ancianos en las residencias madrileñas, sin ser derivados a un hospital, sin atención médica y sin una oportunidad para sobrevivir.

Con la última reforma de pensiones del gobierno de Mariano Rajoy se creó un sistema que revalorizaba las pensiones solo un 0,25% anual, con independencia de lo que subiera el coste de la vida. El gobierno de Pedro Sánchez garantizó el poder adquisitivo de las pensiones con una revalorización por ley del IPC del año anterior. Por primera vez en una década, los PGE de 2023 vuelven a aportar al Fondo de Garantía de las Pensiones, el conocido como «hucha de las pensiones», más de 3.000 millones de euros. El gobierno del PP con Rajoy dejó a cero ese fondo, que había encontrado con 67.000 millones al final del gobierno del presidente Rodríguez Zapatero, en 2012.

Mientras que el gobierno de Mariano Rajoy aprobaba la Ley del Suelo y con ello abría paso a los pelotazos urbanísticos, el gobierno de Pedro Sánchez hacía que el artículo 47 de la Constitución Española, que declara que todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada, dejase de ser papel mojado. Con la aprobación de la Ley de la Vivienda, ésta se convierte en el quinto pilar del Estado de bienestar.

¿Sería capaz el PP de presentar una ley sobre el Flamenco en que abordarse este arte andaluz con su rancia visión privatizadora, mojigata y economicista? Con todos estos antecedentes nuestros temores estaban más que fundamentados.

Y nuestros temores se vieron confirmados. El PP presenta una ley andaluza del flamenco, que olvida a los artistas, que olvida a las peñas flamencas y que también olvida a la industria cultural y creativa del flamenco. Una ley que nace sin dinero, es decir, que surge sin compromiso económico y que condiciona su viabilidad a un posterior plan estratégico, que deberá aprobarse en los próximos 18 meses.

Como manifestó el ponente socialista para esta ley, el parlamentario andaluz Rafael Recio, «la ley andaluza del flamenco era una oportunidad para consolidar y dignificar las condiciones profesionales de los y las artistas del flamenco y de todos los sectores de actividad relacionados con el mismo. La ley, igualmente, debería haber respaldado la importante función económica y empresarial del flamenco, la capacidad de generar empleo, de ser una verdadera industrial cultural, que requiere, por tanto, de apoyo y consolidación. Ni en la exposición de motivos, ni en la finalidad de la ley, ni las acciones de ordenación y fomento que contempla el texto legislativo, ni en los contenidos mínimos del plan estratégico del flamenco, se puede leer nada que pretenda mejores condiciones académicas, laborales y empresariales para los artistas o la industria cultural del flamenco».

La ley andaluza del flamenco es tan mediocre que ni siquiera llega a la altura de la proposición no de ley, que en 2016 elaboró el PP, entonces en la oposición. En aquel texto, el PP afirmaba que «las peñas flamencas de Andalucía son la base, son la escuela, son las guardianas del fuego sagrado de nuestro arte, son la cantera». De aquel hermoso texto, no queda nada. En su lugar el PP presenta un brindis al sol, un texto legislativo que puede quedarse en sólo papel mojado y en una ley para el postureo.

La tramitación y su posterior aprobación en el pleno del 12 de abril, con exclusivamente los votos del Partido Popular, deja claro que estamos ante una ley por y para el postureo de la derecha.

*Secretario de Cultura del PSOE de Córdoba