Opinión | NO ME DIGAS...

Mónica y el sexo

A lo tonto, a lo tonto, se va a imponer como nuevo cuerpo legislativo español ni más ni menos que la ley de Dios y sus diez mandamientos. Como en los países musulmanes pasa con el Corán y sus versículos, y, a quien no la cumpla, se le impondrá la ‘fatwa’ correspondiente y a otra cosa, mariposa. Hay que reconocer que no es nada nuevo, que los códigos legislativos actuales beben en el código de Hammurabi, aunque despojados de ciertas barbaridades que hoy es políticamente incorrecto defender, pasados por los mandamientos, el Derecho Romano, el Fuero Juzgo visigodo, ‘Las siete partidas de Alfonso X’, el Código Napoleónico, y poco más. O sea, que lo del no matarás, no robarás, etcétera, viene de lejos. La novedad en estos tiempos estriba en la sospecha sobre el sexo. Cierto es que en eso la Iglesia siempre fue muy vanguardista e imaginativa en cuanto a los pecados nefandos y sus correctivos en la hoguera, pero lo de ahora... lo de ahora es incluso tierno, incluso entrañable. Claro está, hablo de toda la obsesión actual con la lupa sobre todo lo relativo al sexo, en el cual siempre se sospecha que la mujer nunca consiente, siempre es obligada, inducida o engañada. Y el monte parió a lo que vemos ahora, no había bastante con el grupo de las otras obsesas (corrector: obsesas, no obesas, a ver si la vamos a liar), que ahora la susodicha propone acabar con Tinder, esa ‘app’ del ligue y el folleteo para instituir otra, pública por supuesto, y, se supone, dirigida por ella o por los examiguetes de Newtral. Un consejo a esta nueva inquisición civil: vuelvan a los diez mandamientos y se ahorran el trabajo, ahí está todo ya, en lo de no cometerás actos y pensamientos impuros; pero quitad el de no robarás y no codiciar los bienes ajenos, porque, total, hay que defender a los okupas y además en el Congreso eso está a la orden del día, que lo digan los Berni y todos los demás antes y ahora, que no sé cómo se tomarán esto de la prohibición del sexo comercial. Sólo hay que volver a redactar los tres primeros mandamientos, que digan «Amarás al líder sobre todas las cosas, no tomarás su nombre en vano y santificarás el partido». Y ya está.

* Escritor @ADiazVillasenor

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