Opinión | EDITORIAL

Un gran paso en la prevención del cáncer

Si el cribado reduce la mortalidad en un 24%, se justificaría su generalización en la oferta sanitaria pública

Un plan piloto pondrá en marcha a partir del mes de junio, en 38 hospitales de toda España, un programa de cribado en busca de casos de cáncer de pulmón entre la población española de 50 a 75 años fumadora o exfumadora. La iniciativa lanzada por la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) promueve la realización de un TAC para detectar de forma precoz lesiones pulmonares que puedan resultar cancerosas antes de que se manifiesten síntomas de la enfermedad. Este nuevo avance en el campo de la medicina preventiva permitirá valorar si este cribado se une definitivamente a los tres programas ya ampliamente implantados en España e incluidos en la cartera de servicios comunes del Sistema Nacional de Salud para detectar anticipadamente los casos de cáncer de mama, el cáncer colorrectal o el cáncer de cuello del útero. 

Hay epidemiólogos que cuestionan, pese al consenso de nueve sociedades médicas españolas, la conveniencia de generalizar una prueba radiológica costosa no solo cuando haya síntomas sospechosos, sino en el conjunto de la población consumidora o exconsumidora de tabaco, frente a la necesidad de reforzar las campañas contra el tabaquismo y facilitar el acceso a los programas de deshabituación de esta dependencia. Pero no debería haber ninguna contradicción entre una cosa y otra, de la misma forma que la promoción de hábitos de vida saludable que pueden reducir la incidencia de otros tumores va de la mano de medidas para detectar precozmente su desarrollo y reducir, en consecuencia, la mortalidad. Aunque esta campaña de detección de los cánceres de pulmón requiera de instrumentos diagnósticos más sofisticados, más caros y que implican una mayor dosis de radiación que la detección del cáncer de colon a través de las trazas de sangre en las heces, las citologías para prevenir el cáncer de cérvix o las exploraciones radiológicas para detectar los tumores mamarios, la incidencia de esta patología explicaría la implementación de esta campaña. El cáncer de pulmón es el que más muertes produce en el mundo, y también en España, justo por encima de los de colon, páncreas, mama y próstata.

Los resultados de las campañas de cribado más consolidadas son claros. Por ejemplo, entre 2002 y 2020, mientras que la incidencia del cáncer de mama en España aumentó de 106 a 126 casos por 100.000 mujeres al año, la mortalidad descendió en el mismo periodo de 29 a 22,8 por cada 100.000 mujeres. En el caso del cáncer de colon, el cribado consigue disminuir ya a corto plazo la mortalidad entre un 30% y un 35%: de ceder las resistencias a practicarse la prueba, se salvarían hasta 3.500 vidas al año.  

De momento, el examen con TAC torácico a los fumadores, en una población de prueba de 50.000 personas, es un paso previo a su posible implantación generalizada en el año 2028. Si se consiguen replicar los resultados de otros países, en los que este tipo de cribado ha reducido el 24% la mortalidad por cáncer de pulmón, estará plenamente justificada su generalización en la oferta de servicios de la sanidad pública española. 

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