Opinión | el cuerpo en guerra

Una de comedias románticas

¿Cómo se entreteje nuestra educación sentimental? ¿Qué factores influyen en lo que esperamos en el plano emocional? Más allá de la educación recibida, el condicionamiento de nuestro entorno y las películas de Disney, probablemente si volvemos la vista atrás advirtamos que las comedias románticas han jugado un papel importante. De hecho, si nos detenemos a pensarlo y repasamos títulos como ‘El diario de Bridget Jones’ o ‘Love Actually’ puede que lo veamos claro al momento. El documental ‘Romantic Comedy’ (2019) de Elisabeth Sankey nos abre del todo los ojos sobre el rol que han ido conformando para la mujer y sus expectativas a lo largo del tiempo.

En los ‘80, ‘90 y principios de los 2000 llenaron la cartelera infinitos títulos que nos vendían la historia del amor romántico que acaba en beso o en boda. Son las típicas películas de sobremesa que puedes ver sin preocuparte por quedarte dormido un rato, que no te sorprenderán con ningún dramazo. Su fórmula es siempre la misma, por más que se enmascaren de un tono indie, y juegan con el miedo que nos han infundido a estar sola para siempre.

Dirigidas principalmente a un público femenino tradicional sobre el que tienen gran poder de influencia, las comedias románticas son extremadamente sensibleras, heteronormativas, racistas y capacitistas, en las que nunca figuran personajes con problemas sociales o económicos y están llenas de estereotipos. Actualmente, son el cáncer de toda feminista que quiera criar a su hija libre fuera del tópico del amor romántico, básicamente porque idealizar las relaciones y fijar nuestro rol en ellas no es buen punto de partida. Pero a lo largo de nuestro crecimiento han estado ahí, han plantado sus semillas y estas probablemente hayan germinado trayéndonos más de alguna llorera y quebradero de cabeza. Sí, nos las hemos tragado todas, admitidlo; y hemos tenido que sobrevivir a lo que nos vendieron.

Y es que ¿quién puede resistirse a mirar lo burbujeante de estar enamorada prescindiendo de las cosas malas? Sí, sabemos que el amor no es para siempre ni acaba con la boda y sería precioso que pudiéramos ver en pantalla todas las formas de amor en sus distintas etapas, porque al fin y al cabo se basan en un deseo universal: todos queremos ser queridos. Ansiar esa conexión --del tipo que sea-- siempre estará ahí y puede ser precioso mostrarla prescindiendo de las fórmulas manidas del género. Para llegar a ese punto debemos ser conscientes de su tremenda influencia en nuestro imaginario colectivo y de su toxicidad tal y como han sido abordadas hasta ahora.

*Escritora

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