Opinión | al paso

Pena de Podemos

Últimamente no entiendo muy bien a la gente que dirige el partido político Podemos. Y no los entiendo porque están cometiendo dos errores imperdonables en claro pasotismo de cara a la seriedad e ilusión de sus votantes. El primer error es que estos dirigentes creen que únicamente ellos son Podemos en total ajenidad con sus votantes, y el segundo -y derivado del primer error- se traduce en las malísimas y poco discretas intervenciones que están llevando a cabo sus más altos representantes, como si fueran gente totalmente ajena al sistema, pretendiendo adquirir así una especie de postura de heroicidad política bohemia pero que significa un ejercicio intolerable de chabacanería; de artistas expertos no tienen nada. Lo último ha sido la cagada de la secretaria de Estado para la Igualdad, que para defender el derecho a abortar frente a la derecha reticente enarbola como valiente reivindicación política el eslogan ese de «qué pena que la madre de Abascal no pudiera abortar». ¿Quién votará ahora a un partido tan precioso pero liderado por semejante gentuza? Sí, gentuza, porque solo la gentuza puede menospreciar a una mujer de edad que además las pasó canutas con la intolerancia asesina de ETA. Y no me importa que sea la madre del líder de Vox, porque ante todo es una ciudadana, y punto, con un aparato reproductor que merece el máximo respeto como máquina de vida. La verdad es que si tanta insensibilidad ha mostrado la secretaria de Estado con una señora mayor poco le ha faltado para decir que «qué pena que Eta no mató a Abascal». Pero intentemos dejar de un lado la poca vergüenza y la chabacanería e intentemos analizar si ese eslogan tiene coherencia en cuanto a la labor de la izquierda para legalizar el aborto libre como un derecho de la mujer. Miren ustedes, el aborto no es un método anticonceptivo y es cierto que es un derecho. Pero también es cierto que, si me apuran, antes que un derecho para la mujer, es un drama para ella. Ninguna mujer disfruta abortando y si lo hace, repito, no es por practicar un método anticonceptivo ni para ejercer un ejercicio de libertad, sino que deriva de una decisión triste motivada y forzada por circunstancias muy poderosas. Por eso, abortar puede ser un derecho, pero a diferencia de los demás derechos, no es ninguna honra para la mujer que lo ejerce (si dudan de esto que digo pregunten a cualquier mujer que tuvo que abortar). Es por ello que el eslogan de estas voces gritonas, que no reivindicativas, no alude a conseguir ninguna meta democrática, sino que es una muestra evidente de la poca vergüenza de sus autoras; incluso puede ser y, seguramente, es un indicio directo de nulo compromiso político y colectivo de los dirigentes de Podemos con sus votantes porque a sabiendas de que estos hechos alejan a la gente de la papeleta morada, no paran de realizar comentarios y declaraciones que desaniman a muchísimas personas que hasta hoy votaban a Podemos. ¡Qué pena de Podemos con lo bello que nació!

*Abogado

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