Opinión | EDITORIAL

El paro y la inflación

Los datos del paro registrado en febrero en España y en Córdoba muestran que el desempleo siguió bajando en comparativa interanual, aunque se elevó respecto a enero. Esta tendencia hay que remarcarla pese al debilitamiento económico causado por más de 20 meses de precios eléctricos muy altos, la continuada subida de los tipos de interés, la elevación del coste de la vida y las secuelas de la guerra en Ucrania. Estos datos no deben hacer olvidar que España sigue siendo el Estado miembro de la Unión Europea (UE) con la tasa de paro más elevada, habiendo desbancado incluso a Grecia: el 13%, el doble que la media de la UE (6,1%) y de la eurozona (6,7%).

La elevada inflación sigue siendo un importante reto en España, aunque su tasa anual -6,1% en febrero- sea de las más bajas de la eurozona e inferior al 8,5% de media. Tanto en España como en la UE, los precios de los alimentos y de la energía son los principales factores inflacionistas. La medida adoptada por el Gobierno español de rebajar el impuesto sobre el valor añadido (IVA) a un amplio abanico de alimentos no ha tenido el impacto deseado y la cesta de la compra de una familia se ha encarecido. La experiencia histórica ya hacía anticipar que rebajar el IVA a productos no sujetos a regulación y factura, a diferencia de los recibos de la luz, el gas o el agua, no suele repercutir en el consumidor. Al encarecimiento de la cesta de la compra, muy superior a la revalorización salarial, se suma el aumento de las cuotas hipotecarias y los alquileres. Las sucesivas subidas de los tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE) han aumentado en casi un 50% el importe de las cuotas mensuales de una hipoteca media respecto a su nivel de hace un año. Todo ello está recortando de forma muy marcada el poder adquisitivo de la población, empobreciéndola, lo que acabará traduciéndose en un freno al consumo y en un menor crecimiento económico. 

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