Opinión | HOY

El micromercado

Ella no entiende de percentiles, de porcentuales, de mediana ni de desviación típica. Ella sólo entiende de que amanece y tiene que comer, y tiene que pagar, que pagar siempre, que pagar siempre. Ella vive sola. Se levanta. Se viste. Apenas le llega para acicalarse ni desayunar. Coge su carrito; se lo averiguó en un contenedor. Es el chasis de un carrito de la compra: cuatro ruedas y un asa, a la que le ha añadido un trapo, atado con una cuerda, para llevarlo más cómodo. Sobre el armazón, ella carga una caja de tablas que se ha agenciado de las que sobran en una frutería. La sostiene al carrito con unas cuerdas. En la caja, su pequeño micromercado: unas naranjas, un cartón con huevos, unas bolsas de madalenas…, y, según la temporada, unos higos, unas manzanas… Todo en bolsas de plástico, por si una inspección de Sanidad. Tira desde atrás de su carro, inclinada sobre su peso. Espera en la parada de autobús. Ella tiene un permiso de la empresa para poder subir con su carrito. Menos mal que ya no sufre el gasto de la mascarilla. Viene el autobús. Sube con dificultad. Ruega un espacio para aparcar. Suspira. Alguien le cede el asiento. Se mira las zapatillas rotas, vencidas a un lado, gastadas, moldeadas por los juanetes. Mira hacia el frío de la ventanilla, por donde el nuevo día abre su sol y su cielo. Piensa, medita, musita unas palabras a quien se halla más cerca. Son palabras de resignación, de aceptación, de no saber. Tras el esfuerzo de que su micromercado no se le vuelque, baja del autobús, se pierde por el trajín de la ciudad. Ni los maniquíes de los escaparates se fijan en ella. ¿Hacia dónde se dirige con su emporio comercial? ¿Y mañana? Mañana no existe; bastante tiene cada día en toda la extensión de su horizonte. Ella sigue empujando su carrito. Pasa por las puertas de tiendas de ropa y oropeles. Se detiene un momento para sentir la caricia de la calefacción. Sigue empujando cabizbaja. Va sola, viene sola, calla sola. Es la oración andante de los invisibles, de los que no se merecen existir en los mítines, en el día de Andalucía, en el día de la mujer trabajadora, en el debate y el debate, la moción de censura, el día de las elecciones, la fiesta de la democracia, el esto, ésta, éste, en aquél, y aquélla, y nadie. Es la realidad.

* Escritor

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