Opinión | tribuna

No son ‘hackers’, es crimen organizado

Las ciberamenazas y los ataques informáticos son, hoy por hoy, un lucrativo negocio

No son ‘hackers’, es crimen organizado.

No son ‘hackers’, es crimen organizado. / Prensa Ibérica

La imagen pública de las amenazas a la ciberseguridad parece contaminada de un cierto romanticismo que viene del cine. Las ilustraciones habituales muestran a un joven, siempre varón y encapuchado, que desde su casa trata de entrar en los sistemas encriptados de gobiernos que no siguen las normas democráticas. En el año 2001, un libro de Pekka Himanen marcó una época: La ética del hacker y el espíritu de la era de la información sentaba las bases para considerar estas acciones como una muestra de resistencia frente a la corrupción de los poderes públicos y privados.

Todo eso ha cambiado. Las ciberamenazas y los ataques informáticos son, hoy por hoy, un lucrativo negocio y una actividad de agresión propiciada por gobiernos bien identificados (Rusia, Corea del Norte, Irán y China). Un documental que se puede ver en Youtube, titulado Hackerville, muestra la buena vida de los delincuentes informáticos de un pueblo de Rumanía (Ramnicu Valcea), profesionales de esta actividad.

En todo caso, las últimas noticias parecen apuntar a una situación más optimista. The Wall Street Journal acaba de publicar un artículo afirmando que los pagos por ataques de ransomware cayeron un 40% durante el año 2022 (457 millones de dólares, frente a los 766 pagados en 2021), citando numerosas fuentes, lo que puede explicarse bien por la firmeza de las autoridades (Estados Unidos ha legislado para dificultar o impedir estos pagos), bien por la dedicación de los grupos rusos a la guerra de Ucrania.

Una noticia que pone de manifiesto el carácter delictivo de una industria que, como tal, supone una amenaza para todos y cada uno de nosotros.

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