Opinión | AL MARGEN

No quiero esconderme más

Soy homosexual y no quiero esconderme más». Estas fueron las palabras del futbolista Jakub Jankto hace unos días, en una declaración de intenciones en un mundo, el del fútbol profesional masculino, que han hecho arder las redes. Y que seguro que harán arder a la chusma que en los campos de fútbol llama monos a los futbolistas de raza negra. Y no deja de ser curioso que algo que se ve con normalidad en el fútbol femenino, el que haya jugadoras lesbianas, en el masculino sigue siendo tabú. Parece que los que viven en las cavernas mentales siguen pensando que es un deporte de machotes, y que los hombres gays son bellas florecillas que no dan la talla en el campo de juego. Por supuesto que en ese antro de barra libre de insultos que es Twitter ya han puesto verde al jugador. Incluso se han preguntado que qué necesidad había de decirlo, «porque no es relevante». Ya. Pues yo creo que sí que lo es. Un médico, un periodista, un abogado, hoy no necesita manifestar su condición sexual, afortunadamente. Porque no es asunto de nadie. Aunque el otro día escuché a una mujer preguntarle a la madre de un chico gay que cuándo supo su hijo que lo era. Contestación de la madre: «Y tú, ¿cuándo supiste que eras hetero?». Pero lo que en la vida cotidiana tiene un pase, para un futbolista de élite homosexual que quiera vivir su vida con normalidad es mucho más complicado. Por eso es de valientes manifestarse. O eso, u ocultarse como si estuviéramos en la Edad Media. O en el franquismo. O en Qatar. Uy, qué casualidad, si el último Mundial se celebró en Qatar.

¿Se entiende ahora por qué hay que hacer este tipo de gestos hoy, en el fútbol masculino, y por qué es de valientes hacerlo?

** Periodista

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