Opinión | ESCENARIO

Enamorados

¿Qué mujer no se ha sentido protagonista o envidiosa espectadora cuando ha visto llegar al centro de trabajo el ramo de flores de un enamorado? Aunque siempre hay quien murmura: «Es que el marido -novio, amante, lo que sea- quiere hacerse perdonar». Y ahí lo deja caer, sin más explicaciones, pero sembrando la duda y, desde luego, reconcomiéndose por dentro. Y es que el amor se goza en privado, pero las manifestaciones públicas son muy agradecidas. ¿A qué vienen si no esas escenas, tan repetidas en las películas, en las que el chico se pone de rodillas en medio del restaurante donde están cenando, saca el anillo y le pide matrimonio a la chica, que llora emocionada mientras los comensales que ocupan el resto de las mesas aplauden?

«...el que sin mal ni dolor/el seso roba al discreto/y enturbia el sabio conceto/al letrado y al doctor./El Amor,/que no obliga con pragmáticas,/ni otras leyes mayestáticas,/de señor corregidor,/y a quien no rinden los reyes,/ni con él hay valimiento,/ni rigen con él las leyes/que llenan el aposento/de mi tío el oidor...»Así lo define muy acertadamente Pedro de Répide (1882-1948) en su Letrilla de doña Mencía a doña Belisa. Y no quiero entrar a saco en Romeo y Julieta, donde Romeo dice: «Hay para mí más peligro en tus ojos que en afrontar veinte espadas desnudas. Concédeme tan sólo una dulce mirada, y eso me basta para desafiar el furor de todos».

Mañana es el Día de los Enamorados, pero curiosamente hoy, además del Día Mundial de la Radio, invento de trascendencia absoluta, se celebra el Día Mundial del Soltero, invento surgido en 1993 en una universidad China como contraposición al de los Enamorados. Las personas solteras, separadas, divorciadas y viudas celebran hoy su día. Y como las organizaciones comerciales no descansan, ya han inventado, cenas, estancias en hoteles, cruceros... especialmente destinados a ellas. Como el 13 y el 14 son días contiguos, no será raro que se mezclen unos con otros; incluso podemos fantasear con esa idea. No podría imaginarse el pobre San Valentín (Roma +270) que sufrió martirio y fue ejecutado por celebrar secretamente bodas entre enamorados, desobedeciendo las órdenes del emperador Claudio II, que las tenía prohibidas porque consideraba que los jóvenes sin familia eran mejores soldados, la que íbamos a tener armada casi dos mil años después a costa de su onomástica. Los humanos tenemos nuestras claves de funcionamiento y no tenemos arreglo.

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