Opinión | Mirar y ver

Confesores de los tiempos

«Estos obreros del Tarot son, para mucha gente, la respuesta que busca, y encuentra, al nihilismo reinante en nuestro mundo»

Confieso que mi sueño llega cada noche de la mano de programas radiofónicos en los que, ininterrumpidamente, videntes, echadores de cartas, etc, con habilidad y hasta con su punto de gracia atienden a un público que pide ayuda en temas de lo más variopinto, prevaleciendo, no obstante, la soledad, el amor, la salud. Mi interés estriba, ante todo, en el conocimiento en directo de los problemas de tantos seres humanos que, bajo el anonimato, hacen sin trabas un auténtico strip-tease psicológico, recibiendo a cambio unos minutos de atención, de escucha atenta, de palabras cercanas, cariñosas... a sus urgentes problemas que demandan soluciones presentes más que de futuro, que precisan que alguien, con un mínimo de pericia, les haga olvidar las tragedias de sus vidas. Mucho se habla sobre este viejo oficio de brujos y brujas y hasta alguien los definió como timadores de nuestra rutina, y negociantes telefónicos, como si, hoy por hoy, el teléfono no fuera negocio de todas las cadenas televisivas y radiofónicas. Puede que haya mucho de todo esto pero mi reflexión me lleva a concluir que estos obreros del Tarot son, para mucha gente, la respuesta que busca, y encuentra, al nihilismo reinante en nuestro mundo, nihilismo que oscila entre la apatía y la violencia, entre la indiferencia y el egoísmo, entre el derrotismo y el desenfreno. Se expande a todo nivel la creencia en nada que provoca desánimo, apatía, depresión... ante el panorama fantasmagórico que los medios se encargan de mostrarnos a diario y en toda su dureza. Una pseuducultura se expande y sin duda tendrá como resultado una conciencia colectiva enferma. La solución sería usar nuestro talento interior porque en el siglo del conocimiento y la información nadie debería permitir ser manejado, engañado...pero, si falta la luz, mejor que nada, encender una vela, un candil. No obstante, hagamos oídos sordos a todo lo que obnubila nuestra mente y miremos a nuestro interior, a nuestra capacidad de discernir, y potente luz nos guiará.

*Maestra y escritora

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