Opinión | TORMENTA DE VERANO

Plan estratégico

La actual Agenda Córdoba nace tras un extenso e intenso trabajo previo

Todos necesitamos una hoja de ruta clara, una brújula certera que marque el norte de nuestros pasos y guíe nuestras acciones hacia una finalidad optima, previamente determinada, que esté por encima de coyunturas pasajeras y de las tentaciones propias del viaje y sus protagonistas, para no dar bandazos que no llevan a ningún lado, ni caminar en una espiral que retorna siempre al mismo lugar, ni para terminar en el ostracismo de las ciudades perdidas. No hay empresa que se precie, corporación, asociación o institución, del nivel que sea, que no tenga un plan estratégico propio y específico, adaptado a sus singularidades. Pueden ser sectoriales, como ocurre con el urbanismo y su plan general; ó parciales porque afecten sólo a un área de responsabilidades o materias, o integrales por su transversalidad como es el caso. Eso es lo que ha aprobado de forma provisional nuestra ciudad hace apenas unos días, la llamada Agenda Córdoba con la planificación estratégica de la ciudad hasta el año 2030.

Comprenderán que en más de dos mil años continuados de historia, no es el primer plan estratégico que vió la luz en la ciudad. Unos sólo estuvieron en la mente de sus gobernantes y dependiendo del «visionario» de turno o de sus adláteres se caminaba en una determinada dirección o variaba el paso, sin dar más cuenta que a la propia satisfacción o los intereses del círculo cercano. Otros fueron proyectos de parte, entresacados de las promesas y de los programas electorales que, pasada la contienda electoral, poca virtualidad tuvieron la mayoría de los casos. Otros diseñan ciudades maravillosas en el papel, con objetivos idílicos que luego tropiezan con las circunstancias adversas y las voluntades quebradizas. Ahí está la Agenda 21 de Córdoba, con su plan de acción para los años 2007 a 2011. La actual Agenda Córdoba nace tras un extenso e intenso trabajo previo, y con un acierto muy notable como es la unanimidad y el consenso en determinar los objetivos y las líneas de actuación, contando con la participación de los grupos políticos, agentes sociales, universidades y el movimiento ciudadano.

He participado en la elaboración de varios planes estratégicos y tres requisitos básicos, si me lo permiten, son necesarios para que un plan triunfe. El primero de ellos, es partir de un correcto y profundo diagnóstico de la realidad: identificar las luces y las sombras de nuestro tejido productivo, de nuestra sostenibilidad, los lastres de nuestro crecimiento, la causa de las desigualdades, el potencial de algunos sectores, etc. Pero todo ello, no sólo con datos y cifras desagregados por barrios y zonas, por género y edades. Sino con un diagnóstico, que además de estadístico y cuantitativo sea cualitativo y cuente con la opinión de los implicados a través de los agentes que los representan. El segundo requisito, es marcar con claridad los objetivos, líneas y acciones concretas para alcanzarlos, calendarizadas en el tiempo, con sus indicadores de evaluación, sus órganos responsables para ejecutarlas y los medios para llevarlos a cabo. Ello implica una actividad de escucha, de valorar opciones, y priorizar objetivos sobre el consenso necesario para que la Agenda Córdoba sea responsabilidad de todos. Y finalmente, la determinación de hacerlos realidad, de tener la Agenda Córdoba como el «libro de mesa o cabecera» sobre el que se aprueban presupuestos, convenios, organicen actividades, y sirva de impulso a toda la acción pública. Como apuesta de ese compromiso y transparencia de gestión, se debe dar cuenta periódicamente a la ciudadanía del cumplimiento de los objetivos y de las acciones para lograrlos. Objetivos que puedan permitir matices y adaptaciones, necesarias siempre con el paso de los años y que acercan el plan a la realidad y sus demandas. Córdoba ya cuenta con su hoja de ruta para que mejoren empleo e industria, conocimiento y cultura, inclusión y participación, sostenibilidad y urbanismo. Enhorabuena. Ahora hay que desplegar velas y remar con firmeza para construir esa sociedad mejor que todos queremos.

 ** Abogado y mediador

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