Opinión | TINTAS Y BORRONES

Lo normal

En los años 90 la lucha por la igualdad centraba gran parte de sus esfuerzos en acabar con el tabú del maltrato y sacarlo a la luz pública. Concienciar sobre la realidad que sufrían tantas y tantas mujeres de puertas para adentro y denunciarlo ante el mundo. No era fácil. Todavía no se contabilizaban los asesinatos machistas, que entonces eran crímenes pasionales. Tampoco había un término para nombrar esta realidad: violencia de género. La sociedad en su conjunto tendía a disculpar, a tapar, a ignorar el maltrato. Cuando se preguntaba por violencia de género en la calle muchas mujeres reconocían que sus maridos les pegaban cuando bebían, o que le pegaban «lo normal». Hasta se hacía humor con el maltrato.

No es hasta el testimonio y posterior asesinato de Ana Orantes cuando todo cambia. O no. El relato desgarrador de la granadina contando cuatro décadas de palizas y humillaciones todavía hoy estremece. Su ex marido la mató 15 días después de que contara el horror que había pasado. Justo cuando empezaba a vivir. Justo cuando había dejado atrás el miedo. Este caso obligó a las administraciones a actuar y derivó en los primeros cambios legislativos hasta que en 2004 se aprobó la Ley contra la violencia de género, siete años después del asesinato de Ana Orantes.

Estos días se ha hecho viral el vídeo de una chica en Tik Tok en el que su pareja le da una bofetada mientras está hablando en directo con otros dos chicos. Tras el shock inicial, los otros usuarios le preguntan y ella dice que es su padre. Poco después se descubre que no es su padre, sino su pareja aunque ella lo defiende argumentando que era todo un montaje para ganar seguidores. Después reconoce que le ha pegado «solo dos palizas» cuando «ha visto algo o ha pillado algo». Vamos, lo normal. El asunto termina con la pareja abandonando el juzgado cogidos de la mano tras haberse celebrado un juicio rápido.

Lo normal también parece ser que tengas que aguantar en una noche de fiesta a alguien que se ha pasado de copas y que quiera tocarte o besarte como en los Premios Feroz. Lo normal es que si vas a un reservado de una discoteca con un chico es que quieras liarte con él y lo normal es que si sufres una agresión sexual por parte de un famoso te calles porque si denuncias lo normal es que quieras sacar dinero. Por eso, lo normal es que renuncies a la indemnización para que todo el mundo te crea.

Las cosas han cambiado desde los años 90, pero quizá no tan rápido como sería necesario. Porque lo normal es que sigamos teniendo que justificarnos ante nuestros derechos.

** Periodista

Suscríbete para seguir leyendo