Opinión | foro romano

Misión cumplida

Este edificio formó parte de una generación que en él compró hasta sus modernos muebles de cocina

Antiguo edificio de Simago, donde está previsto que se instalen un súper, tiendas y un restaurante.

Antiguo edificio de Simago, donde está previsto que se instalen un súper, tiendas y un restaurante. / Archivo / Francisco González

Ahí, frente al Teatro Góngora, que tenía un cine de verano que nos acercaba al cielo, en la calle Jesús y María, que toma su nombre del antiguo convento del siglo XIV que estuvo aquí hasta su desamortización en 1836, situado en el costado del cine Góngora más cercano a Las Tendillas, digo que ahí, frente al teatro-cine, en la misma acera donde en su día estuvo la oficina de Correos, se instaló Simago en 1972, un centro comercial donde la juventud de la época aprendió a llevarse cosas sin pagar y al que le llamaron, en broma, «Simango».

Fue la década en la que los partidos televisados de los domingos se pasan a los sábados y que una mujer, Mari Carmen Izquierdo, hace deportes en la tele, el tiempo en que Galerías Preciados se instala en pleno centro de Córdoba, en el hueco que deja la desaparecida plaza de toros de Los Tejares después de pasar por varias ubicaciones, una de ellas en la calle Cruz Conde. Pues ahora, al cabo de más de cincuenta años, a este espacio de una calle tan céntrica que da cobijo a los clientes del bar Correo, el Ayuntamiento le da vía libre para transformar el inmueble, que podrá albergar un súper, tiendas y un restaurante. En su día, El Corte Inglés vendía aquí discos, libros y ropa más barata, donde nos abastecíamos de camisas, y este edificio formó parte de una generación que en él compró hasta sus modernos muebles de cocina. También el teniente de alcalde de Urbanismo, José Mellado, anunció que un arquitecto japonés tenía proyectada una obra por los tejados del casco histórico hasta desembocar en el Góngora, a las puertas de lo que fue Simago. El proyecto quedó en el aire.

El que ha aprobado ahora el Ayuntamiento se espera que aumente la recuperación del eje Tendillas-Mezquita, mejore la imagen urbana de esta calle y ponga en valor los elementos principales del Palacio del Cine, sala principal y ambigú, un inmueble que se comunica con el exSimago, donde comenzaron a televisarse los carnavales, aunque de forma ilegal. A este acuerdo el Ayuntamiento le colocaría lo que está haciendo en los periódicos: una placa-página de publicidad- con una foto alusiva bajo el texto «Misión cumplida». En esa página, tan bienvenida a los periódicos de papel por su coste, se da noticia de la firma del «convenio económico para la Base Logística del Ejército de Tierra entre el Ministerio de Defensa, Junta de Andalucía y Ayuntamiento de Córdoba». Es quizá lo que se espera del aparcamiento de la Diputación, el espacio donde se celebra la Feria de los Municipios, a la vera del Palacio de la Merced, que está esperando desde el comienzo de la democracia, cuando Diego Romero y Julio Anguita lideraban Diputación y Ayuntamiento, ponerle el cartel del «Misión cumplida» a ese deseo de ambas instituciones de darle el mejor uso posible y definitivo a ese solar tan provisional. Lo mismo que ocurre con el pantano de La Colada, allá por el norte de la provincia. Las aguas de este embalse darán de beber a 27 municipios cordobeses, aunque las obras van despacio y esperamos que se pueda colocar pronto la página de publicidad del Ayuntamiento de Córdoba: «Misión cumplida». A ver si el alcalde de El Viso, Juan Díaz Caballero, que le está sacando partido al embalse con la playa que ha construido en su pueblo, es capaz de devolver a ese entorno de Los Pedroches, a donde los cielos bajan todas las noches, aquel romanticismo paradisíaco de la romería de la Divina Pastora, cuando al lado del río Guadamatilla las encinas antes de ser muchas arrancadas hacían lo que tenían que hacer: dar sombra en los días de campo y bellotas a la dehesa. Es lo que sí ha ocurrido con la isla de los Sotos de la Albolafia, ese espacio del río Guadalquivir al lado del Puente Romano donde las toallitas de papel habían nublado la belleza de un entorno que complementa su esencia con los cielos de la Mezquita, un edificio tan ecuménico y cosmopolita que dió cobijo todas las noches de la pandemia a los dioses del Olimpo. Cuando la enfermedad cerraba los días con su inexcusable «Misión cumplida».

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