Opinión | EL TRIÁNGULO

Más fría que Shakira

Más fría que la relación entre Shakira y Piqué. Así se nos va a quedar la cara los próximos días con el frente gélido que se avecina. Y el cuerpo. Y todo. La vida congelada, como cuando escuchamos la canción ‘desahogodespecharrepentimientofuturo’ de la colombiana contra su exmarido y su actual novia esta semana.

Como ya se ha dicho y escrito todo lo humanamente posible sobre este temazo, no les voy a aburrir con más reflexiones sobre la conveniencia, la magistralidad o el revanchismo de una traición convertida en rentabilidad supina. Al final tendrá algo positivo y es que Hacienda, que somos todos, se beneficiará de ese rencor musical viral. Y a esto es a lo que voy. Al dinero. Al bolsillo. Al debate impositivo que cada cuatro años reaparece con los minutos televisivos y radiofónicos y espacios en periódicos pactados para luego desaparecer cuando se vacían las urnas y se contabilizan los votos. Algunas promesas electorales se esfuman tan rápido como los gritos bajo el balcón de la sede política de turno.

Las políticas económicas son cada vez más complejas. Ya no dependen del gobierno de izquierdas, liberal o conservador de turno sino de Europa, de una guerra o una pandemia. Quién se iba a imaginar que el encarecimiento del pan dependería del cereal que no llega de Ucrania, que la entrega de coches a sus compradores se eternizaría por la falta de pequeñísimas piezas fabricadas en China o que las farmacias adelgazarían sus estanterías porque no hay blísters en los que empaquetar las pastillas. Que una bajada del IVA no la notaríamos, que olvidarse de la bolsa para ir a comprar supondría otro disgusto más para nuestro maltrecho monedero y que los huevos fritos de domingo acabarían costando como un menú. De locos.

Pero la falta de cordura no se queda ahí. La mayor parte de los fondos europeos a la sostenibilidad van a proyectos urbanísticos de dudosa rentabilidad económica y medioambiental con un cambio climático que ya no es teoría sino práctico. La temperatura global sube, la lluvia baja, los episodios extremos se normalizan y la nieve cae cuando le da la gana. Porque ya nadie sabe cuándo toca, como ninguno estamos preparados para asegurar cuándo hacer el cambio de armario. Quizá debamos abandonar esta costumbre y estar prepara dos para todo. Vivir al día. Probablemente sea eso. Con cabeza y sin mala intención, con sencillez y sin desesperación. Cuerdos pero locos. Algo parecido al yin y el yang de la cultura asiática, ¿no? Mantener el equilibrio personal para contribuir al universal. No es fácil, que se lo digan a Shakira. Que ha pasado de gritar su amor por el futbolista a masticar su deslealtad. Por lo menos nunca ha dejado de facturar.

*Periodista

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