Opinión | TRIBUNA ABIERTA

Reabrir debates superados

No quito la razón a quien defiende la tranquilidad para salvar el derecho al descanso de la ciudadanía

Hay quien pretende dejar a Córdoba anclada en una capital de provincia de principios del siglo XIX, donde imperaba el blanco y negro, no solo porque la tecnología del color aún no existía, sino porque, como por aquel entonces, todo tiene que ser o blanco o negro.

Por eso intentan traer, una y otra vez, debates del pasado, como una noria tratase de rescatar siempre las mismas gotas de agua con el mismo cangilón.

No quiero quitar razón a quien defiende la necesaria tranquilidad para salvaguardar el derecho al descanso de la ciudadanía, del que debemos de disfrutar en un ámbito de convivencia cuantas personas habitamos esta ciudad,

Pero sí quiero señalar a los que utilizan la legítima defensa de este interés para disparar a todo lo que se mueve, es decir, atacar a todo aquello que no coincide con una visión de la ciudad que quieren imponer a toda costa y a costa de los demás.

No tratan de atender las quejas vecinales por incumplimientos de las ordenanzas municipales, que es la excusa con la que se intenta esconder el intento de imponer su modelo, sino para recuperar un protagonismo que, por el paso del tiempo, el desarrollo de los hechos y el imperativo inexorable de la realidad se ha ido perdiendo de manera gradual.

Poco a poco se han hecho invisibles ante la ciudad, lo que debe costar bastante a quien ha estado mandando entre bambalinas sin haber pasado ni una sola vez por el tamiz de las urnas y, cuando así ha sido, estas, las urnas, lo han puesto en la oposición.

Al fin y al cabo, quien trata de argumentar, bajo engañosas expresiones genéricas de «quejas vecinales consolidadas», ataques directos a sectores productivos de primer orden para la economía y la sociedad cordobesa, como es el comercio de cercanía, solo pretende abrir un «melón» cuyo contenido no alcanza de comprender para intentar sacar la cabeza de un pozo donde le ha metido la realidad.

Que encuentren la aquiescencia o la complicidad de quien tenía que oponerse en defensa de los intereses de aquellos a los que debe su estatus, es cosa de otro debate y de las incongruencias que rige el juego de tronos en que, en ocasiones, se convierte el comportamiento de la clase dirigente local.

Desde el comercio de cercanía no nos hemos perdido nunca, ni lo vamos a hacer, en dar pábulo a quien debería saber que el mejor artista es el que se retira aclamado con el escenario lleno, o a quien coloca el interés personal por delante del colectivo, asignándose una representatividad que lo mismo no tiene en la realidad del día a día.

Lo que no se va a retirar de ninguna calle de Córdoba es ni una sola acción del comercio de cercanía, de Comercio Córdoba, de los centros comerciales abiertos, de sus asociaciones hermanas y de cualquier comerciante que se encuentre vinculado con esta realidad que se mantiene pese a las dificultades de todo tipo, endógenas y exógenas, que sobrevive al ritmo de una ciudad que crece y que se desarrolla y que quiere vivir en el diálogo, no en la queja, construir un presente que cimenta a diario un futuro y que ayuda a hacer una convivencia más habitable y menos brusca, sin ruido, como el que generan aquellos que pretenden seguir aparentando lo que ya hace tiempo dejaron de ser.

* Presidente de la Federación de Empresarios del Comercio de Córdoba

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