Opinión | CIELO ABIERTO

Alegría

«Más allá de lo que recibamos la mañana de Reyes, ese deseo de felicidad que se exhibe en la calle es también un regalo en sí mismo»

Todo ese lío de la cabalgata representa nuestro viejo derecho a ser felices. Ves a toda la gente, los padres y los hijos, las escaramuzas de los niños en la caza de los caramelos, y es como un aullido que levanta el corazón de la tierra. Parafraseo el título de Juan Cobos Wilkins porque también en su literatura existe esa pulsión, esa fuerza que algunos escondemos para poder sacar el humo de los sueños. Tanto si estás en la calle tomándote una copa, o si abres la ventana y ves pasar las carrozas, todo ese griterío en vendaval es esencialmente un pulso con la vida. Más allá de lo que recibamos la mañana de Reyes, ese deseo de felicidad que se exhibe en la calle es también un regalo en sí mismo y completo, una especie de esfuerzo sin interpretación. La cabalgata de este año ha sido hermosa y ha mostrado una danza en movimiento, colorido y música, esa especie de antigua ensoñación que nos hace mirar el tiempo de otra forma, habitarlo y sentirlo igual que una espiral que también reconcilia con algunos destellos del pasado. La mañana de Reyes es la luz en los ojos de un niño: pero la tarde de la cabalgata es también la ilusión de los padres activos, de los padres lejanos, de todos esos hombres y mujeres que antes fueron niños y, solo, por unas horas, vuelven a arrojarse a las calles sonoras para encontrar los ecos que también hemos sido. Creo que siempre he tenido el mismo impulso; pero ahora, con los años, busco directamente la alegría. Es una bestia viva y delicada que debemos cuidar, el tejido que late y que pervive reconvirtiendo toda nuestra acción en memoria. Lo mejor de la tarde de Reyes, en la calle o desde la casa, es abrir las ventanas o los ojos y descubrir la voz de una ciudad, que de pronto se vierte hacia la calle y se pone a seguir unas carrozas, con representación, que lanzan caramelos y balones. Es sobre todo el símbolo, es el valor que encarna. Defender la alegría, y verla desfilar. Y ahora, a cabalgar nosotros el presente.

*Escritor

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