Opinión | TRIBUNA ABIERTA

Estoy horrorizada

La violencia contra las mujeres en este diciembre pasado es para horrorizar a las gentes de bien

¿Ustedes, no? Porque la violencia contra las mujeres en este diciembre pasado es para horrorizar a las gentes de bien. No solo por el número de asesinadas sino por las historias espeluznantes que envuelven a cada uno de estos crímenes.

Pero voy a poner el foco en los hombres asesinos de este mes que ya está bien de mirar solo a las víctimas incluso para culpabilizarlas o faltándoles al respeto a su intimidad.

En este contexto nos encontramos asesinos de toda índole y condición, de todas las clases sociales y nivel cultural; asesinos jóvenes, de mediana edad y mayores, muy mayores; acomplejados y reincidentes pero de buen talante ante el vecindario; otros, también asesinos, con problemas de adicciones y denuncias por otro tipo de delitos; los hay que muestran su inhumanidad y falta de compasión dejando morir, agonizando durante varios días, a quien fue su amada; muchos asesinatos los ejecutan delante de sus hijos e hijas, casi siempre menores de edad; e incluso asesinan a mujeres embarazadas. Y lo hacen mediante métodos más o menos elaborados: armas blancas, armas de fuego reglamentarias o de caza, incendios, empujones y caídas al vacío, golpes con todo tipo de objetos contundentes, simulación de accidentes de tráfico, palizas... Y asesinan tanto en su domicilio habitual como en el campo o en un coche, en plena calle o en lugares de trabajo siendo las horas de los crímenes más a menudo de madrugada aunque no tienen una preferencia clara. Aquí te pillo, aquí te mato, si bien la motivación que les une es común: soy hombre y tú mi mujer, mi posesión.

Estos homicidas son amantes o examantes de las mujeres que asesinan. Como comprenderán esta afirmación es un eufemismo porque el criminal que mata a una mujer es que ha sido incapaz de amarla.

Ya ven que Edgar Allan Poe o Stephen King tendrían suficiente material para crear novelas tétricas y rebosantes de espanto.

Una vez hecho este repaso quiero volver los ojos a una mujer como contraste a tanto desatino, a tanto horror. Se trata de Ommolbahni Hassani, aunque la conocemos como Shamsia Hassani quienes la seguimos en redes sociales por su obra y su compromiso dedicado a ilustrar la opresión que sufren las mujeres afganas, víctimas de los religiosos talibanes. Es profesora de escultura de la Universidad de Kabul, al menos hasta ahora, en que como saben el gobierno afgano ha prohibido la presencia de mujeres en la universidad.

Aunque está licenciada en Arte Tradicional dio un salto en su creación y pasó a ilustrar con graffitis las paredes de las calles de Kabul en 2010. Ella misma cuenta que realizaba sus obras en 15 minutos para evitar ser acosada o perseguida.

El elemento de sus diseños es la figura de mujeres con los ojos cerrados aunque las llena de esperanza transmitiendo sueños y aspiraciones. Es reconocida internacionalmente siendo una de sus obras más valoradas el mural compuesto con mujeres migrantes en la Unión Obrera de Ginebra.

Ahora, ante los problemas de seguridad en su país, ha encontrado solución para seguir expresándose en las realizaciones de formato digital.

Horrorizada como les he dicho que estoy, mujeres como Shamsia Hassani que combate la opresión de las mujeres en la sociedad a través de su arte y que parece que no tiene intención de callar ante el régimen talibán, me hacen creer en la capacidad del ser humano para renovarse y renovar sociedades.

Les dejo su página web oficial por si quieren conocer más de esta artista y de sus obras y exposiciones Exhibitions of Shamsia Hassani’s Art.

Y termino con una frase de la propia Shamsia: «El arte cambia a las personas y las personas cambian el mundo».

Que así sea.

*Docente jubilada

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