Opinión | NO ME DIGAS...

El cuento chino

«Y los occidentales, por nuestra parte, hemos entrado en una rampa de descenso hacia la autoinfravaloración»

Se atribuye a Napoleón la frase de «Cuando China despierte, el mundo temblará», y, al parecer, el 2023 nos va a seguir mandando temblaeras. Lo de China es para una novela, de Lovecraft o de Poe. Mucha filosofía de identificación con lo cósmico y la naturaleza, mucha medicina tradicional que funciona a largo plazo cuando ya estás pagándole a Caronte el pasaje, mucho gato blanco o gato negro si cazan ratones, y mucha mandanga. Pero al llegar la hora de la verdad, se les escapan los virus, los mercados siguen siendo un desastre repulsivo, mantienen el esquema aberrante de primar a la sociedad por encima del individuo, que es solo un número, y un largo etcétera. Los chinos es que están sobrevalorados. Y los occidentales, por nuestra parte, hemos entrado en una rampa de descenso hacia la autoinfravaloración, como España desde 1898. Y todo esto forma parte de un plan, no nos equivoquemos. Lo bueno de ser un conspiranoico es que nadie te puede contradecir, porque no hay argumentos que desmientan una realidad contraria al sentido común. Y, mientras tanto, viene otra ola. Como en el chiste de aquel que les abre la puerta del avión a los locos diciendo «al recreo», la dictadura china ya ha abierto la puerta a sus turistas, a ver si nos traen por Reyes otro bonito virus bien envuelto en papel de arroz. Como siempre, en vez de fijarnos en el pragmatismo italiano, que desde el minuto cero fue el primer en decretar medidas de control, aquí en España seguimos decidiendo ir de la mano de lo que diga Bruselas, al parecer no hemos tenido bastante y seguimos con el complejillo del «que inventen ellos» y del «y luego, se hará lo que convenga», la frase preferida del general Álvarez de Castro durante el sitio de Gerona por las tropas napoleónicas. De momento, aquí las mascarillas siguen viniendo del negocio chino, pero sobre la magnífica vacuna española, inhalada y que crearía un efecto barrera además de su efecto terapéutico, se ha corrido un extraño y tupido velo. Seguimos en las mismas, o sea, en la burocracia, en la inoperancia, en el entreguismo. En la más desesperante de las sospechas de que todo es un interesado cuento. Chino.

*Escritor @ADiazVillasenor

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