Opinión | LA RUEDA

MARÍA Olmo *

El 4D y el «autonomismo útil»

Entre las sorpresas que nos ha deparado la mayoría absoluta de Juanma Moreno en el Parlamento de Andalucía está la decisión del presidente andaluz de ponerse al frente de un autonomismo declarado, con gestos que lo acercan al andalucismo. Un andalucismo de centro-derecha, a ver por qué no (ahí están el PNV y la antigua Convergencia, conservadores, aunque pacten a su interés), pero dispuesto a asumir un símbolo tan de la izquierda andalucista (ni siquiera el PSOE lo había peleado) como el del 4 de diciembre, aquel día de manifestaciones masivas en las que Andalucía dijo ¡ya está bien! y se negó a una autonomía de segunda.

Han transcurrido 45 años, y todavía emociona ver las fotografías en blanco y negro (y con muy pocas mujeres) de aquella jornada de ejercicio de dignidad, en la que la muerte del joven García Caparrós por una bala policial tiñó de dolor un momento pacífico y demostró que montar la democracia tenía mucho trabajo pendiente.

Moreno aprovechó días atrás su encuentro público con Alejandro Rojas Marcos en la presentación del libro de José Luis de Villar sobre la historia del andalucismo para anunciar la institución del 4D como el Día de la Bandera de Andalucía, que ayer, con la coincidencia del descanso dominical para darle realce al acto, se celebró por primera vez. En el futuro no será festivo, y habrá que conmemorar estas solemnidades en jornada laboral, a la hora del desayuno.

El PP, partido centralista por excelencia, incluye ahora en sus estrategias un andalucismo que no le resulta incómodo, aunque sus antepasados no lo apoyaran aquel 4D. No en vano nuestro himno se pronuncia «por Andalucía libre, España y la humanidad», con esa generosidad que a algunas personas nos parece la mejor definición de nuestra sufrida y bellísima tierra. Incluyente, siguiendo la palabra de moda. Por otra parte, es perfectamente comprensible la indignación de la Plataforma Andalucía Viva, que habla de «hipocresía» y «oportunismo político» procedente de posiciones ideológicas «negadoras del carácter plurinacional del estado». Así están las cosas, y, como todavía no sabemos qué piensa la gente de la calle, esperemos que en los próximos sondeos políticos se incluya una pregunta al respecto.

Mientras, además del acto central en Sevilla, ayer los hubo en las capitales andaluzas. En Córdoba se descubrió un busto de Blas Infante en la plaza de Andalucía, obra de Antonio Bernal, y el alcalde, José María Bellido, aprovechó para proponer que el Día de la Bandera sirva «para la celebración y reivindicación» de «un autonomismo útil y acorde a la realidad». Lo del autonomismo útil se entiende mejor en el País Vasco y Cataluña, donde su autonomismo/independentismo es tan útil que rebañan hasta el Código Penal una vez conseguidas inversiones, privilegios para asesinos etarras e indultos para los que han soliviantado el estado español hasta límites intolerables. La utilidad del nuestro será, como mucho, además de afianzarnos en cierta autoestima y unidad de nuestro extenso y diverso territorio, para intentar conseguir ese «modelo de solidaridad entre las comunidades autónomas» que reclamaba el alcalde, y que tan difícil resulta desde la buena voluntad.

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