Opinión | EL CUERPO EN GUERRA

¿Morirá el sexismo en los juguetes?

Nos han prometido anuncios de juguetes más igualitarios, veraces y constructivos con la entrada en vigor este jueves del nuevo código deontológico establecido entre el Ministerio de Consumo con la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ) y Autocontrol. ¿Nos lo creemos? Bueno, vale, pongamos que este código comienza a cumplirse, ¿cambiará algo? ¿De verdad el rosa dejará de estar asociado a niñas y el azul a niños culturalmente? ¿Supondrá un nuevo paradigma en la industria juguetera, en su manera de concebir los productos y el público al que se dirigen? No, por supuesto que no.

Más allá del comportamiento publicitario de las jugueteras -supuestamente dejaremos de ver a niñas realizando actividades relacionadas con el cuidado, el trabajo doméstico o la belleza y a niños exclusivamente centrados en productos de acción, actividad física o tecnología-, ¿veremos cambios en el ‘packaging’ y en los colores de los propios juguetes? Y, más allá de lo que el tejido empresarial se «comprometa» (es un código deontológico, no ninguna ley, esto es, una llamada a la autorregulación y lo único que conllevará su incumplimiento es la retirada del anuncio, nada de sanciones), ¿tendrá impacto esta medida en los niños? Porque sí, ellos podrán pedir, pero quienes compran son los padres y familiares. ¿Acaso va a cambiar la cultura de consumo de las familias por simples cambios publicitarios?

Que el Ministerio de Consumo, con su campaña «Jugar no tiene género», lance un videocomunicado mostrando que los juguetes se ponen en huelga para dar a conocer esta medida («Juguetes del mundo, llevamos años soportando que nos encasillen, que nos digan que fuimos creados solamente para jugar con niños... O únicamente para jugar con niñas») parece casi de risa. Y hablamos de un asunto decisivo: los juguetes y la propia actividad de jugar no dejan de ser un entrenamiento para la vida. Todas las personas tenemos que aprender a alimentarnos, vestirnos, limpiar... Además, se supone que queremos construir una sociedad en la que no haya profesiones asociadas al género, ¿verdad?

Se necesitarán décadas para que se produzca un cambio de prisma y compromiso social por parte de las jugueteras con sus productos y para que cale este mensaje de igualdad a nivel educacional en las diferentes generaciones. Hagamos compras responsables desde la sociedad que queremos construir, desde el futuro que queremos para nuestros hijos: que sean totalmente libres, que no se los juzgue.

** Escritora y periodista

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