Diario Córdoba

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Ana Capilla Serrano.

TRIBUNA ABIERTA

Ana Capilla Serrano

Educación intergeneracional

Los seres humanos de todo el mundo viven más tiempo, gracias a una mejor atención sanitaria

Acabamos de llegar en estos momentos a una población de 8.000 millones de personas en nuestro planeta y se prevé que para 2050 se llegue a los 9.000 millones. La ONU ha declarado el 15 de noviembre como el «Día de los Ocho Mil Millones», y no hay duda de la importancia de tan simbólico momento. Los seres humanos de todo el mundo viven más tiempo, gracias a una mejor atención sanitaria, agua más limpia y mejoras en el saneamiento, todo lo cual ha reducido la prevalencia de enfermedades. Los fertilizantes y la irrigación han aumentado el rendimiento de los cultivos y han mejorado la nutrición. En muchos países nacen más niños y mueren muchos menos. Por ello la tendencia irremediable es que la población envejezca y, salvo en África, los próximos años estarán presididos por la importancia del Tercer Sector social, es decir, por las personas mayores.

En este contexto, se hace imprescindible un envejecimiento lejos del concepto tradicional que definía la vejez, es decir, es inevitable un envejecimiento activo. La Organización Mundial de la Salud define el envejecimiento activo como el «proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen». ‘El Libro Blanco del envejecimiento activo’ (Andalucía. 2009) añade a estos tres principios uno más, «la educación y formación para toda la vida». «Entendemos el envejecimiento activo como: Envejecer seguro, envejecer saludablemente, envejecer participando y contribuyendo y envejecer formándose y educándose».

Dicho de otro modo; es vivir seguro, contando con los apoyos sociales, jurídicos y sanitarios, caso de necesitarse. Es vivir con salud, disponiendo de recursos que le permitan desenvolver una vida saludable. Es vivir sintiéndose reconocido respetado y requerido para aportar a la sociedad. Es vivir formándose y educándose a lo largo de toda la vida.

Todos y todas participamos del envejecimiento. Todos y todas estamos inmersos en contextos de envejecimiento. Envejecen nuestras familias, nuestros barrios, nuestras ciudades, nuestra región... La sociedad no está fragmentada, y como tal debería ser un espacio común de enriquecimiento mutuo, donde jóvenes, adultos y mayores convivan e intercambien valores, información, tradiciones...

Por tanto, la inclusividad y la intergeneracionalidad son rasgos que deben presidir, entre otros, la evolución de las sociedades. Desde hace unas décadas vamos orientándonos por ese camino y cada vez son más los actos, programas y actividades donde los niños, jóvenes y mayores participan, enriqueciéndose de las aportaciones de cada uno. Las personas mayores pueden aportar su experiencia en el devenir psicológico y social, de gran valor por el hecho de haber vivido más tiempo y haber experimentado en una multiplicidad de situaciones. Los jóvenes, por el tiempo que les toca vivir, pueden aportar su capacidad de innovación e iniciativa, muy relacionadas con la formación que reciben. Por tanto, lo anterior viene a sugerir un cambio en la consideración de la vejez como etapa negativa, que evoca situaciones pasadas y afortunadamente superadas en la actualidad, sino como algo activo y dinámico, con protagonismo histórico en la medida en la que se proporcionan fundamentos para el cambio desde la transición y no desde la ruptura.

Desde la Asociación Cultural La Tribu Educa, estamos inmersos en esta consideración trasversal de la vida donde las diferentes generaciones tienen mucho que aportar para que la importancia del pasado, de lo vivido, de los valores permanentes colaboren en la convivencia que todos merecemos.

* Presidenta de la A.C. La Tribu Educa

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