Diario Córdoba

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Mercedes Barona

CON PERMISO DE MI PADRE

Mercedes Barona

Obedece y calla

Dicen que a menudo la ficción supera a la realidad, pero es que a veces es la realidad la que se supera a sí misma. O será que a pesar de todo sigo conservando la capacidad de asombro, y por eso cada mañana me despacho alucinando un poco más y comprobando la distopía en la que vivimos.

Ya se han encendido las luces de Navidad en Vigo, que no serán tantos millones como otros años, sino un pellizquito menos, pero tú apaga el escaparate y cuidado con poner la lavadora a la hora chunga, derrochador.

Sobre la temperatura de las casas, pues en verano anda en porretas por el salón o siéntate sobre una bolsa de hielo, que el presidente ya hace el esfuerzo de quitarse y ponerse la corbata como aportación contra la desertización mundial. Y en invierno, una cómoda batamanta te exime de poner la calefacción.

No sigas empeñándote en comer carne, que ya sabemos que los insectos son mucho más nutritivos y tienen proteínas para dar y regalar. Las cenas de gala, los almuerzos de trabajo y todas esas mandangas con mariscos se las dejas a los políticos y sindicalistas, que ellos se sacrifican de buen grado.

¿Viajar? ¿De verdad? ¿Pero para qué quieres tú un coche en propiedad si puedes ir en transporte público? Que, además, si eres extremeño le sumas la aventura que conlleva no saber nunca a qué hora llegarás (si llegas). Deja la compra de más coches oficiales y el uso de helicópteros y aviones privados a los mandatarios, que están muy preocupados organizando tu mundo y velando por tu bien.

¿Tener hijos? Insolidario con el mundo y sus recursos menguantes, menos si eres ministra, en cuyo caso la maternidad es el bien supremo y tuiteas como una quinceañera sobre tu bombo.

Y lo de tachar de xenófobo y homófobo a todo el mundo no cuenta si eres una federación deportiva y decides irte a organizar un mundial a un país donde condenan a muerte a quienes tú ya sabes. Machistas todos, afirmas, pero como la pela es la pela, si hay que jugar en un sitio donde las mujeres son poco más que un perro, pues vas y juegas.

Que en España una mujer puede ser lo que quiera, menos, por ejemplo, azafata de carreras o miss, porque su cuerpo es suyo, excepto cuando alguien decide que eso es machismo y ellas unas abducidas.

Fascistas todos también, menos los que revientan las presentaciones de libros porque no les gusta el tema o el punto de vista del autor, que eso de opinar fuera de lo que mandan las agendas globalistas está muy feo, y para qué vas a explicar nada si ya te decimos nosotros todo lo que tienes que saber. Y así pasan mis días, de sorpresa en sorpresa, esperando la próxima ocurrencia, porque aunque a veces lo dudo, me he dado cuenta de que siempre son calces de superarse. Es lo que tiene el cinismo sin límites.

 ** Periodista

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