Diario Córdoba

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Carmen Galán Soldevilla

TRIBUNA ABIERTA

Carmen Galán Soldevilla

Durante el otoño, el ‘corro de brujas’

Las setas tienen un crecimiento muy rápido, es decir, aparecen y desaparecen sin llegar a darnos cuenta

Continuamos viviendo un otoño con pocas precipitaciones y, según las previsiones de la agencia de meteorología, hay un elevado porcentaje de acierto en que este año será más seco y caluroso de lo normal. Aun así, con estas primeras lluvias y el pequeño descenso de las temperaturas, se llegará a alcanzar suficiente humedad para que muchas setas, y otros hongos, comiencen a «salir de casa». Las setas tienen un crecimiento muy rápido, es decir, aparecen y desaparecen sin llegar a darnos cuenta.

Pero, ¿dónde se encuentran durante el resto del año? Estos hongos pasan su vida enterrados en forma de micelio. El micelio es la parte vegetativa del hongo, formado por una maraña de hifas con forma de «hilo» ramificado, que vive en el suelo o en cualquier otro sustrato sin ser fácilmente visible. Sin embargo, esta maraña de hifas sí se puede observar en el caso de los «mohos», hongos que en ocasiones frecuentan espacios de interior poco aireados y con cierta humedad. Esta es la estructura vegetativa de las setas, y de otros hongos con formas diferentes, que pertenecen al reino de los hongos, el Reino Fungi, a excepción de las levaduras, que son unicelulares.

Pero ¿qué es una seta? Una seta es un tipo del cuerpo fructífero frecuente en el grupo de hongos basidiomicetos, por ejemplo, el níscalo (‘Lactarius’), la seta del chopo ‘(‘Agrocybe’), el parasol (‘Macrolepiota’), el champiñón (‘Agaricus’), entre otros; aunque en este grupo de hongos no todos son setas, como ejemplo, la oreja de Judas (‘Auricularia auricula-judae’), el pedo del lobo (‘Lycoperdon’), las estrellas de la tierra (‘Geastrum’), entre otros. Existe otro grupo de hongos que cuenta con especies capaces de formar cuerpos fructíferos bien desarrollados, los ascomicetos, pero estos se presentan con una forma distinta a las setas, como ejemplo, ‘Peziza’ con forma de copa, la colmenilla (‘Morchela’), la trufa (‘Tuber’), siendo en este último caso subterráneo. El cuerpo fructífero se origina como resultado de la reproducción sexual de estos hongos, adquiriendo formas que permitan una dispersión de sus esporas lo más eficaz posible para su propagación.

Como se ha comentado anteriormente, lo que presentamos como setas tienen un crecimiento muy rápido y desde siempre han despertado mucho interés, no solo por su valor económico por su uso en la alimentación y la medicina, o por la posibilidad de provocar infecciones, sino por crear espacios que recrean situaciones de magia y misterio. Algunas setas tienen una disposición natural en forma de anillo, ocupando un espacio que tradicionalmente ha sido presentado como «corro de brujas» o «anillo de las hadas». Pero, ¿qué es el «corro de brujas»? La parte vegetativa de la seta, el micelio, va creciendo año tras año de forma radial, pero este crecimiento solo se produce en lugares donde es más joven, es decir, en sus extremos, siendo ahí donde se van desarrollando las setas en años posteriores. Este es el motivo por el que se presenta formando anillos de setas, o los llamados «corro de brujas» o «anillo de hadas». Sin embargo, éstos solo llegan a desarrollarse en suelos no perturbados, o sin otros obstáculos naturales, siendo más frecuentes en áreas de praderas.

La especial forma de vida que caracteriza al mundo de los hongos juega un papel fundamental en la salud de nuestros ecosistemas. En primer lugar, por su gran diversidad, se estima que el número de especies es muy superior al de las plantas con semilla. Por otro lado, los hongos descomponen la materia orgánica en suelos, quedando esta disponible para que otros organismos, como las plantas y animales, la puedan aprovechar, participando de esta forma de manera activa en el reciclaje de los ecosistemas. Además, los hongos viven en simbiosis con algunas plantas a través de sus hifas en contacto con las raíces, llegando a formar comunidades donde ambas partes salen beneficiadas. Aquí es importante destacar el papel de las micorrizas, una simbiosis entre el hongo y la planta, llegando a convivir a nivel de comunidad en la vegetación. En esta situación, las micorrizas de los hongos llegan a envolver las raíces de las plantas, favoreciendo la absorción de determinados nutrientes y del agua; al mismo tiempo, el hongo se beneficia de productos generados por las propias plantas gracias a que ellas realizan la fotosíntesis, una simbiosis perfecta y beneficiosa para los ecosistemas.

Por lo tanto, los hongos juegan un papel mucho más importante del que podemos pensar, y por tanto se deben de adoptar medidas de precaución para no dañar a nuestros ecosistemas. Hay una normativa muy clara para la recogida de setas silvestres de forma correcta permitiendo que completen su ciclo biológico. Para ello, me gustaría destacar que la recolección de setas se debe de hacer sin dañar al micelio subterráneo, deben recolectarse siempre los individuos maduros, y deben de ser trasladas en recipientes que permitan su aireación para que sus esporas puedan dispersarse por el campo. Existe una información práctica que el recolector de setas debe de conocer, en ese caso destacar la importancia de recolectar solo aquellas especies que se conozcan bien, tratando de evitar problemas de salud.

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