Diario Córdoba

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Ana Castro

EL CUERPO EN GUERRA

Ana Castro

Joaquín, tras el escenario

En las estaciones de tren empieza el mundo. Trenes hacia el norte que pasan y pasan. Chicas con medias negras que se pasean por el andén, puertas a otras vidas y canciones por escribir. Joaquín Sabina, cansado de tanto tedio y tantos juicios en el entorno opresivo de su pueblo, con un padre y un hermano policías, se subió a uno de ellos. Para escapar, para vivir. Lo demás, pura mitomanía, la suya y la nuestra hacia su figura.

Qué suerte que Fernando León de Aranoa decidiera hace 11 años cargarse la cámara al hombro y seguir a Joaquín para mostrarnos la evolución de la persona que hay bajo el bombín, elemento que utiliza para separar al Joaquín del escenario del real (aunque ambos sean el mismo), y que ahora podamos disfrutarlo en pantalla grande en «Sintiéndolo mucho». Más que un documental es un esbozo de retrato no el del Joaquín como figura pública con sus declaraciones políticamente incorrectas en medios de comunicación (sin importar nuestra ideología), sino más bien del que no vemos. El de detrás de los conciertos que vive en su piso de Tirso de Molina, que adora toda la tradición de la canción popular latinoamericana (porque el documental cruza el otro lado del charco). Ay, el tango, por qué no llegaría antes a él... Y su Jime. Jime, esto, Jime, lo otro. Qué sería de él sin su Jimena.

Las largas horas de intimidad previas en el camerino son en gran parte las protagonistas de este largo, con sus nervios, sus tediosas fotos protocolarias y ese deseo de soledad y concentración (pero sin su Jime) que pocas veces consigue. Ha llenado cientos de recintos y plazas de toros y ahora, tan joven y tan viejo, estos hacen más ruido, que antes todo era sexo, drogas y rock and roll. Este detrás del telón también deja entrever la entrega y fidelidad total de su equipo.

Abrazar las canciones de Sabina hoy (que forman parte de mi educación sentimental y de la de millones de personas hispanohablantes) es hacerlo con todas sus contradicciones ideológicas y éticas (recordemos, que se sigue declarando un tipo de izquierdas) y las nuestras, con ese toque que tienen tan canalla y de arrabal que le enamora --tan arraigadas también en la canción latinoamericana-- y en el que su voz rota se recrea. Los entusiastas que el día del estreno ocupábamos las butacas nos llevamos parte de la emoción de un concierto, alguna sorpresa, grandes metáforas y un pedacito más de ese viejo verde que nos tiene ganados y al que nunca llegaremos a conocer lo suficiente.

 ** Escritora

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