Diario Córdoba

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José Antonio López García

¿Quiénes fueron san Acisclo y santa Victoria?

El día 17 de noviembre, de solemnidad en la diócesis, se celebra la festividad de los copatronos de Córdoba, dos hermanos que fueron martirizados en el siglo IV, y tiene carácter de solemnidad en la Diócesis. En torno a esta fiesta, la Catedral recibe un relicario que describe años de devoción fuera y dentro de Córdoba. Incluso algunos cordobeses desconocen este dato, pero aunque la fama ha recaído al completo en san Rafael, este santo es el custodio de Córdoba, los patrones son san Acisclo y santa Victoria. Dos hermanos que se convirtieron en mártires tras una larga persecución en la época de Diocleciano, famoso por su fijación con los cristianos. Su final fue muy trágico y sangriento, pero Córdoba aún los recuerda y no solo con una leyenda. Una historia con torturas dignas de una película de terror.

El 17 de noviembre del año 313, el prefecto romano de Córdoba Dion, durante la gran persecución del emperador Diocleciano, torturó hasta su muerte a los hermanos Acisclo y Victoria, actuales patrones de Córdoba , bajo el decreto dictado que ordenaba acabar con la vida de los seguidores cristianos. Mas ¿qué se sabe de estos dos mártires?:

Diversos escritos recogieron el final fatal que sufrieron los hermanos. La muerte de Acisclo, decapitado a orillas del río, razón por la que el santo es representado con una línea roja de sangre en el cuello. Lo confirma el escritor Prudencio, sobre el año 400 y el también mártir San Eulogio en el siglo IX. De la existencia de Victoria y su muerte asaeteada en el anfiteatro solo existen noticias a partir del siglo X.

En la tradición martirológica, según el santoral de la Diócesis de Córdoba queda descrita la pasión de estos santos con gran lujo de detalles. Victoria fue asesinada con flechas.

Desde muy temprano se le comenzó a rendir culto oficial a san Acisclo. Ambos cuerpos, dice la tradición que fueron llevados a una basílica construida en tiempos finales del Imperio Romano donde hoy se encuentra la Puerta de Sevilla, la cual perduraba en época visigoda. Sus reliquias fueron halladas en la parroquia de San Pedro el lunes día 21 de noviembre del año 1575 saliendo en procesión en julio de 1602 hacia la Catedral, en rogativas por una terrible epidemia que azotaba la ciudad.

Muchas muestras de la devoción popular por estos mártires. Así, en el lugar de su martirio se alzó el convento de los Santos Mártires, que desapareció con la desamortización de 1835. En la confluencia de las calles Lineros y Candelaria había un altar. Un centenario colegio lleva el nombre de Santa Victoria, así como la parroquia del barrio del Naranjo. La de Valdeolleros porta el de San Acisclo. Y en el nuevo Puente Romano, una hornacina recuerda a ambos, con sus nombres y las palmas simbólicas del martirio. Y, cómo no, la ermita construida en 1881, sobre los terrenos del antiguo convento de los Santos Mártires, en la Ribera, frente al Molino de Martos.

Córdoba ha de sentirse orgullosa por haber dado al mundo a filósofos, teólogos, obispos... sino también Santos mártires, coherentes con su fe.

** Licenciado en Ciencias Religiosas

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