Diario Córdoba

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Ricardo Rivera Pereira

CAMPO Y CIUDAD

Ricardo Rivera Pereira

España

Concluida la Segunda Guerra Mundial, la siguiente confrontación titulada fría USA-URSS, que nunca alcanzaría el enfrentamiento directo, sobrevivió durante 42 a 44 años, hasta la descomposición del imperio soviético, entre 1989 y 1991, conduciendo ello a otras guerras calientes, revoluciones, resistencias interiores y golpes de Estado. El ímpetu y ofensiva de la ideología marxista-leninista, de hosco marchamo populista, se mantuvo entonces intenso y expansivo, anclándose en un país tras otro, e imponiéndose sobre un tercio de la humanidad en un plazo sorprendentemente corto, condicionando y alterando tanto la política como perturbando sesgadamente el aurea intelectual de los regímenes democráticos y liberales. El marxismo, desde 1918, ponía el acento demagógicamente en la colectividad, de cuyo progreso dependería a su tenor el de los individuos, y sin la cual estos no podrían siquiera sobrevivir.

Los intereses políticos, sociales y económicos, determinados en cada momento, y en cada país, se sostenían en cierto modo con postulados y concepciones mesiánicas, cuyas raíces justificativas se hundían en la Ilustración del siglo XVIII, cuyos argumentos eran tomados a contrapelo por el socialismo, en constante batalla contra poderes exteriores como contra resistencias interiores, de manera que una vez estos sojuzgados y sometidos se trataban de asentar las dictaduras proletarias.

En síntesis, España, a partir de 1923, se desenvolverá, a grandes rasgos, dentro del ámbito internacional, según muy distintas etapas, connotadas por la crisis de la democracia liberal, por el apogeo de los regímenes nazis-fascistas, y por la deriva sociopolítica de la segunda deflagración mundial, a la que le suceden las influencias de las tres décadas de la guerra fría, tras la ruptura del soviet con occidente en 1947, durante nuestro anciano régimen, que en cierto modo participó en aquel conflicto, con los siete años de aislamiento socioeconómico y político que finalmente se superó, hasta que mucho después, en 1978, tras la transición política, se refrendó nuestra democrática Constitución.

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