Carlos Gardel decía cantando en 1935 que «veinte años no es nada» cuando, en realidad, en ocasiones podemos experimentar que --solo dos días-- lo pueden ser todo.
En su célebre tango ‘Volver’, Gardel canta a un tiempo pasado que sigue siendo presente. Por ello, los que ya vamos teniendo algunos años nos suena eso de que siempre se vuelve al primer amor, a las primeras experiencias.
Es curioso cómo la universidad española --una de las mejores instituciones que existe en este país-- siempre nos hace volver a ella. Ahí encontramos a esos amigos medio familia que elegimos, te encuentras al profesional que serás y, posiblemente, te facilite las primeras oportunidades de tu vida.
La Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Córdoba cumple cincuenta años. Una facultad que ha dejado una huella imborrable a través de multitud de profesionales y docentes diseminados a lo largo de décadas. Un foco fundamental para la identidad de una ciudad como la nuestra, que valora el pensamiento humanista, las letras, el arte, la historia o la arqueología. Ese estudio de las humanidades, de lo que somos, con una tradición que ya arrancó con figuras como Séneca, Averroes o Góngora, entre otros.
No es fácil para las humanidades sobrevivir en este mundo desquiciado de los datos, de esa visión sesgada del mundo donde se priorizan los proyectos de investigación de ciencias puras... como si el conocimiento se pudiera fragmentar como una tarta. Como si todo no estuviera vinculado.
En este cincuenta cumpleaños debemos admitir que hay pocas facultades en la Universidad de Córdoba con más coherencia y personalidad, a la que no le falta un edificio extraordinario, una joya artística como la Capilla de San Bartolomé... por tener, tiene, hasta su leyenda misteriosa.
Personalmente, esa facultad me dio por un tiempo mi primera experiencia universitaria, donde entendí la profundidad de la formación académica, a mi mejor amiga y un vínculo especial con la filosofía que formado parte de vida de un modo tan rotundo que la mantengo a día de hoy.
Las humanidades sobrevivirán porque, sin duda, han sido siempre la luz en mitad de la oscuridad y, mucho me temo, que estamos más ciegos que nunca. Feliz cumpleaños.
*Artista y profesora de la Universidad de Sevilla
