Diario Córdoba

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Said Faz

Colaboración

Said Faz

¿Cómo ha sido?

«Una auténtica tragedia, murieron inocentes, personas aplastadas por las vallas»

Botes lacrimógenos y de gas, pelotas de goma, salvas y aerosoles, es el arsenal que las fuerzas y cuerpos de seguridad utilizaron para repeler el «asalto» que amenazaba las fronteras españolas. Gendarmes y fuerzas auxiliares por el otro lado de la valla con sus porras esperando repeler con dureza a seres humanos desprotegidos y hambrientos, culpables por buscar protección o alguna mano tendida.

Imágenes de horror donde se ve perfectamente cómo seres humanos quedan aplastados en el suelo, sin hablar del horror al otro lado de la valla, y sin que nadie les proporcione asistencia ni hiciera nada por atenderlos.

Una auténtica tragedia, murieron muchos inocentes, personas aplastadas por las vallas y por las injusticias de un mundo que proyecta una solidaridad que no perdona y pisotea a todos los débiles, solidaridad carente de valores desprovista de humanidad. Nos preguntamos si alguien tiene que asumir las responsabilidades, esta vez, no puede ser que todo lo que pasa en esa frontera de Melilla o en la de Ceuta quede siempre tapado por un manto de opacidad y de falsos argumentos. Ya pasó con la tragedia del Tarajal con el Gobierno de Rajoy, o la expulsión de los 103 inmigrantes drogados en un avión destino desiertos de África con el Gobierno de Aznar. Sí, con los gobiernos del PP que, por cierto, ahora se pone digno y solidario y carga contra el actual Gobierno bajo la excusa de defender los derechos fundamentales de las personas inmigrantes.

Estamos ante unos hechos muy graves sucedidos en una frontera, en términos de sufrimiento humano, y, sin embargo, hasta hoy, nadie ha podido aún sacar conclusiones claras para que no se vuelvan a repetir. Estamos ante contradicciones y lagunas sobre lo que pasó, no se conoce el alcance de las heridas de los supervivientes ni tampoco la verdadera causa de la muerte de tantas víctimas, ni siquiera sabemos cuántos han sido realmente. Qué más da, nadie va a hablar de ellos, nadie va a reclamar sus cuerpos, solo son unas víctimas más de la sinrazón de un mundo que se golpea con sus contradicciones, un mundo que sigue levantando muros y vallas, tendiendo cuchillas para defenderse del hambre, de la miseria que él mismo causó, defendiéndose de refugiados de guerras que él mismo inició.

*Responsable de Migraciones y Política Social de CCOO de Córdoba

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