Diario Córdoba

Diario Córdoba

manolo fernández

FORO ROMANO

Manuel Fernández

Una tarde en la Mezquita y una noche en la Filmoteca

Este lugar es un espacio cultural, de encuentro y de participación para la sociedad civil

Una sesión de cine en la Filmoteca de Córdoba. Francisco González

La tarde del 1 de noviembre es una mezcla de sueños, deseos, realidades y diálogos con el más allá, esa sensación que tiene todo ser humano de que puede existir otro mundo en el que dialoguen los siglos con los siglos. Suenan las voces del coro de ópera de Cajasur y la música de la Orquesta de Córdoba, que levantan arquitecturas imposibles solo reales en el arte. Estamos en el Patio de los Naranjos de la Mezquita-Catedral donde se confunden Salzburgo –donde hace muchos años me tomé con Rafa Ferri uno de esos whisquis bien medidos pero tirando a escasos de aquellos pubs europeos todavía muy lejanos al euro—y Damasco, ambas ciudades, lo mismo que Córdoba, patrimonio de la humanidad. Por eso resultó extraña la apreciación de aquella mujer que esperaba que el portero de la Mezquita la dejase, como al resto de la cola, pasar al concierto: “Hombre, si fuéramos moros… pero somos cristianos, de aquí, de Córdoba”. Alguien le afeó a aquella ciudadana su toque de racismo, pero las primeras notas del Introito, antes de los Kyries, transportaron a quienes hacían cola al mundo del Requiem de Mozart, donde dialogan la vida, la muerte y la eternidad. Y sobre todo la belleza de la música. La religiosidad de la eucaristía que presidía el obispo Demetrio Fernández, que ha conseguido señalar la fecha del 1 de noviembre con el rojo de la notoriedad eucarística tocada por el arte de la música, era esa tarde una convocatoria de ciudadanos, unos creyentes, otros amantes de las orquestas y los coros, colocados delante de pantallas de televisión. La tarde de Todos los Santos. Donde Alejandro Muñoz dirigía las voces del Coro de Ópera de Cajasur, y Carlos Domínguez Nieto arrancaba la perfección a los instrumentos de la Orquesta de Córdoba. Unos momentos sagrados abiertos a todos los mundos que deberían ser aprovechados por quienes estén en Córdoba la tarde del Día de Todos los Santos, que se congregan en la Mezquita-Catedral convocados por la religiosidad y la música. Un privilegio de esta ciudad patrimonio de la humanidad que a fin de cuentas le ha concedido un obispo, en este caso, Demetrio Fernández. Un concierto abierto en el mejor escenario arquitectónico de la ciudad, donde la belleza se multiplica en arcos de herradura y toca el cielo. Aunque la mayoría de los cordobeses ni hayan entrado todavía en la Mezquita ni, por supuesto, escuchado un concierto en un edificio que acaricia el Mihrab, un espacio que marca el sentido de la oración en dirección a la Meca. Un privilegio de Córdoba que vienen a saborear los turistas. Otro tanto puede ocurrir con la Filmoteca de Andalucía, el sitio de los sueños que suelen llegar por las tardes, desde aquel 9 de diciembre de 1987 en que se creó. Desde su origen, en el antiguo Hospital de San Sebastián, donde también se levanta el Palacio de Congresos, enfrente de la Mezquita, lleva a cabo una labor de difusión del patrimonio cinematográfico andaluz. La Filmoteca es también un espacio cultural, de encuentro y participación para la sociedad civil. Y, sobre todo, una oportunidad de volver a aquellos tiempos en que el cine en las grandes pantallas era como un premio a nuestra imaginación, donde podíamos ver en formato gigante y de colores una película de romanos, del oeste o policiaca. Y por solo 90 céntimos. Es lo que está haciendo ahora la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba con su ciclo de cine Centenarios en relación con su boletín, la proyección de cinco películas protagonizadas por actores y actrices que cumplirían 100 años, glosadas por periodistas, investigadores y profesionales del sector cinematográfico. El ciclo comenzó con El mago de Oz, película presentada por la académica y periodista Rosa Luque, a la que siguió Arroz amargo, de la que habló el periodista Félix Ruiz Cardador; Marta Jiménez lo hará con La noche de la iguana el próximo 16 de noviembre y el editor e investigador cinematográfico Javier Ortega presentará La tía Tula. El ciclo se cerrará el 14 de diciembre con La prima Angélica, película de la que hablará el actor Juan Carlos Villanueva. La Mezquita y la Filmoteca, dos privilegios de Córdoba, quizá muy poco valorados por su ciudadanía.

Compartir el artículo

stats