Diario Córdoba

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manolo fernández

FORO ROMANO

Manuel Fernández

La mortecina sede de la Real Academia

Ya anocheció en la plaza Séneca, calle Ambrosio de Morales, donde la vida respira por la taberna de la Sociedad de Plateros

Estatua de Séneca en la ciudad de Córdoba. A.J. González

En este atardecer la plaza de Séneca me está haciendo sitio para adentrarme en la historia de Córdoba, esta ciudad que habitamos y que en la calle Ambrosio de Morales ha dejado escritos varios de sus capítulos más señalados. El nombre del filósofo cordobés, que algunas fuentes señalan que nació por esta zona, le pone la denominación más gloriosa al establecimiento que sobresale en esta plaza: una taberna de la Sociedad de los Plateros cordobeses, el primer espacio a donde me trajeron a pensar tomando una copa de vino sobre un velador de mármol. El lugar donde mi compañera, por periodista y académica, Rosa Luque invitó a quienes asistimos a la lectura de su trabajo de presentación como perteneciente a la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba, institución donde el jueves leyó la memoria del curso 2021-2022 como vicesecretaria en el acto de inauguración del presente curso en el Salón Liceo del Círculo de la Amistad. En la quietud de la noche otoñal, donde la oscuridad de esta plaza es casi la misma de cuando el filósofo empezaba a corretear por estas callejas donde ahora el Museo Arqueológico guarda los restos del circo romano, se oyen melodías y versos que salen con quietud de la Fundación Gala, como una especie de Cántico histórico. A este lugar, cerca de la plaza Séneca, donde los plateros cordobeses guardan sus mejores vinos en bodegas de ensueño, al convento del Corpus Christi se vino Antonio Gala a establecer su legado. Donde esta noche varias generaciones de autores, convocados por la Editorial Cántico, leen y cantan poemas de aquellos poetas que dieron nombre a la revista más nombrada de la ciudad, que se escapan de la iglesia del convento y sobrevuelan el aire de esta histórica calle, donde el Teatro Cómico Principal, frente a lo que fuera convento de monjas recoletas de la orden de Santo Domingo, cosecha un histórico trastoque, mezcla del pensamiento de siglos, de ciudadanos teatreros y de clérigos contrarios a su existencia. Precisamente en una ciudad donde existió el Corral de Comedias. En la puerta de este teatro, donde no deja de haber exposiciones y actos culturales, sede en su día del Centro Filarmónico Eduardo Lucena, hay sentada una persona, que observa el paso de las horas del día. Y de la historia de esta calle, que las empresas turísticas han adecentado y convertido desechos urbanísticos de años en, por ejemplo, los apartamentos El Patio. Es el número 11 de Ambrosio de Morales, antes de la calle Pompeyos y de la del Reloj, donde me hicieron el traje de padrino para la boda de mi hermana, que se casó en Cataluña hace cincuenta años. En el número 5 de esta calle de Ambrosio de Morales, llamada antes del Cabildo Viejo, estuvo el Ayuntamiento, edificio que ocuparon en un tiempo el café Suizo y la fonda Rizzi y que en 1926 adquirió el Monte de Piedad para establecer su oficina central. Parte de ese edificio, una vez pasado el número 1, ahora Foro de la Memoria y sede del Partido Comunista de Andalucía, donde Julio Anguita lloró la noche que consiguió mayoría absoluta en las elecciones municipales de 1983, ha sido la sede de la Real Academia de Córdoba, ahora en un momento de cierto abandono aunque, al parecer, volverá a ser el noble edificio que fue dentro de unos años. Es lo que parece ser que se respiraba el pasado jueves en uno de los enclaves con más historia acumulada de la ciudad, el Salón Liceo del Círculo de la Amistad, donde la Real Academia inauguró el curso. Lástima que una ciudad con una historia tan noble a la que vinieron tartessos, romanos, visigodos, árabes, judíos y cristianos a dejar su pensamiento, y que tenga espacios tan únicos como la Mezquita y Medina Azahara, tenga la sede de parte de su intelectualidad en un abandono oficial incomprensible. Ya ha anochecido en la plaza Séneca, en la calle Ambrosio de Morales. Donde la vida respira por la taberna de la Sociedad de Plateros, el Teatro Cómico Principal, la Fundación Gala y los apartamentos turísticos El Patio… al lado de la mortecina sede de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba.

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