Diario Córdoba

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Manuel Piedrahíta

Recuerdos de la cochura del pan

«Era exquisito, dorado, esponjoso y al empaparlo con aceite de oliva se convertía en un manjar de los dioses de la mitología griega»

Recuerdos lejanos, finales de 1949, de una pedanía del pueblo jiennense Torres de Albanchez cerca de la provincia de Albacete. Allí, entre pinares, me reponía de una pleuritis. Ejercía de maestra una tía mía. En el patio de más de una casa. no faltaba un horno de leña de olivo donde se efectuaba la cochura tras meter con una pala la hornada amasada a mano. Era exquisito, dorado, esponjoso y al empaparlo con aceite de oliva se convertía en un manjar de los dioses de la mitología griega. Abundan en muchos pueblos de la provincia andaluza, fiestas relacionadas con sus productos culinarios. Las del vino, del jamón, del lechón, del ajo etc. Pero yo suelo centrar mi atención en la Feria del Pan, de la aldea Los Pánchez, en Fuenteovejuna. El próximo fin de semana se celebra su 14 edición. El buen pan se merece nuestra veneración; recuerdo que hace muchos años si se caía al suelo había que recogerlo y besarlo. En Los Pánchez, durante las fiestas, lo elaboran en antiguos hornos. Quieren que las nuevas generaciones sepan del verdadero pan artesano, pan humilde en comparación con otros productos culinarios. Humilde pero imprescindible. En el restaurante madrileño, Horcher, de origen alemán, oí decir que «lo más importante que hay en una mesa es el pan y el buen vino». Mi amigo Capel, crítico gastronómico me decía: «Yo siempre puntuó al pan y al café». No es justo que en una magnifica comida no se cuiden ambas cosas. En Francia solía yo comprar la barra o baguette en el sitio adecuado. Allí solo se le puede llamar, el equivalente a nuestra tahona, si tiene obrador propio con un horno de leña.

*Periodista

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