Diario Córdoba

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Alberto Díaz-Villaseñor

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Alberto Díaz-Villaseñor

Ahora, fruta de temporada

«La reacción progre ahora la emprende contra los invernaderos que supusieron la supervivencia de Huelva y Almería»

La comodidad de la ciudadanía y su entreguismo en brazos de las instituciones conducen al Credo inamovible de las verdades oficiales, al descenso del espíritu crítico y a la renuncia paulatina a la libertad individual (a la de pensamiento y opinión es la más lamentable) en pro del nuevo paternalismo de los estados. Cuando los miembros más destripaterrones de un gobierno se meten a dietistas, gastrónomos, científicos de pacotilla y opinadores de tres al cuarto, tenemos que aguantar ataques a la mismísima evolución, basados, eso sí, en el más bienintencionado progresismo, para que cuele. No fue suficiente con los ataques a la ganadería, no fue suficiente con que, cada vez más, eso que llaman la comunidad científica apueste por el consumo de insectos, no ha sido suficiente con el infundado alarmismo de los calentamientos globales y falsos cambios climáticos que afirman las instituciones oficiales (Foro de Davos, ONU, UE) y que desmienten institutos científicos independientes como los de Massachusetts y otros de Suiza o Canadá, no, nunca son suficientes para la ingeniería social y cambios a la fuerza que promueve el progresismo a la inversa; ahora también le llega el turno a las frutas, que han de consumirse de temporada porque así siguen inventando chorradas para aparentar que trabajan. Cuando el progreso, el verdadero, ha conseguido reducir la pobreza a razón de 130.000 personas diarias desde 1990, según Max Roser (universidad de Cambridge), gracias a la mejora genética de los productos agrícolas y ganaderos, y se ha dado un salto espectacular en consumo de proteínas, en educación, reducción de la mortalidad infantil, aprovechamiento y sostenibilidad de los recursos y mejoras sanitarias en el mundo, los agoreros de la progrez oficial se empeñan en luchar contra la realidad. La reacción progre ahora la emprende contra los invernaderos que supusieron la supervivencia de comarcas enteras en Huelva y Almería. Al parecer no les interesan las personas, sino el reino animal y vegetal, pero no ‘per se’ sino en detrimento del ser humano. No está mal, que sigan así, de ese modo pronto solo serán un mal recuerdo en nuestras vidas.

*Escritor @ADiazVillasenor

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