Opinión | MISCELÁNEA
El capital humano en la empresa
Mantengo contactos con ejecutivos en el mundo de la empresa y en esa relación siempre afloran reflexiones sobre el capital humano como recurso empresarial.
La calidad de ese capital humano es el resultado de una educación general básica y superior, complementada con un aprendizaje profesional.
No hace mucho tiempo, desde los años sesenta en España, se ha aceptado que el nivel de educación alcanzado es determinante del crecimiento económico; es decir, que la educación era muy útil económicamente a nivel nacional.
Pero al contemplar la evolución de nuestra educación general en España creo que tenemos gran necesidad de prestar atención a la formación profesional, porque, quizás hoy día, no sea válida la asunción de que esa educación incrementa la productividad.
Una educación que no se diseñe como un flujo que conecte con otros tipos de capital, sean intelectual y social, sean organizativos y financieros, se convierte en una almacén inactivo de nociones.
Observo que ese capital educacional es incapaz de aprovechar los flujos de información y queda rápidamente obsoleto, dado que todos los procesos de producción de alto valor añadido son intensivos en información a través de Internet.
Esa es la razón por la que los nuevos educandos deben estar preparados desde la escuela para desarrollar el análisis simbólico de los datos.
Cuando esos jóvenes lleguen a las empresas tendrán que utilizar, cada vez más, complejas herramientas porque la conexión entre puesto de trabajo y trabajador será cada vez más intensiva en datos y símbolos y más veloz, gracias a la fibra óptica y a los satélites y red G5 y G6, ya anunciada.
Obviamente, se necesita una educación para el capital humano que ayude al desarrollo y crecimiento de la economía, pero el actual no es suficiente.
Se precisa un capital humano especializado para lograr cotas más altas de desarrollo.
De mi experiencia en contacto con altos ejecutivos y mandos intermedios en las empresas, cada día estoy más convencido de que ese capital humano, en parte intangible, no se puede evaluar mediante los principios con los que se valora el capital tangible.
Existen grandes diferencias entre trabajadores en conocimiento y en utilidades y por ello se relacionan entre ellos para compensar y mejorar su dotación de conocimientos.
Esa relación entre capital humano necesita de alguien que la gestione; es decir, de unas personas que gestionan los flujos de información, la confianza y la cultura de cada trabajador dentro de la empresa.
El valor de todo recurso humano en el seno de una organización, empresarial o no, depende no sólo de sus propios conocimientos sino también de la función gerencial que actúe como coordinación y gestión en esta Era del Conocimiento y de la Información.
El modo de manejar los conocimientos hace que cambien nuestras circunstancias. No es posible gestionar una empresa si no se sabe manejar los procesos de interacción. Es decir, sin llegar a entender que el capital humano, que representa el trabajador, juega un papel sistémico dentro de la empresa.
En este enfoque reside la dificultad para encontrar buenos gerentes y mandos intermedios en las empresas.
** Catedrático emérito de la Universidad de Córdoba
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