La denominación ‘de Rabanales’ fue asignada provisionalmente al nuevo campus de la Universidad de Córdoba en espera de otra denominación más consistente para lo que entonces, (1990), era solamente un proyecto encaminado al aprovechamiento de las instalaciones de la antigua, y casi decrépita, Universidad Laboral, con la intención de construir sobre ella un Campus Universitario Científico y Tecnológico, moderno.
Sobre su actual nominación, pienso que fui yo mismo, primer vicerrector de campus, el que tirando de recursos utilicé el nombre de la finca sobre la que había sido construida la Universidad Laboral, ‘Rabanales’, para la designación de aquel ilusionante proyecto. Esa denominación de circunstancias, para algo que aún no existía más que en la mente de sus propulsores, se ha mantenido en el lenguaje coloquial del mundillo universitario y, finalmente, lo que era una denominación provisional para un proyecto a construir, se ha convertido en el nombre de lo que es, en el siglo XXI, una esplendorosa realidad.
Comprendo que en los más de treinta años transcurridos desde su concepción, ha habido tiempo, y probablemente razones, para aprobar otra denominación para dicho Campus. Sin embargo, ninguno de los rectores que desde entonces han gobernado la Universidad han abordado la elección de un nombre definitivo, bien por estar empeñados en otros asuntos probablemente mucho más urgentes, bien por considerar que aún era un proyecto inacabado, bien para evitar discordias internas, o por otros motivos. El caso es que, después de una treintena de años, ese nombre definitivo aún no se ha decidido.
En otro escrito publicado en este diario CÓRDOBA propuse la nominación de Campus Universitario Amador Jover Moyano para el complejo universitario construido en las instalaciones de la Universidad Laboral. El rector Amador Jover Moyano (1989-1997), fue el artífice indiscutible de la decisión de aprovechar unas importantísimas instalaciones que en aquel momento estaban desgraciadamente encaminadas a la ruina y él fue quien auspició la puesta en marcha de una iniciativa entonces, cuando menos, arriesgada, aunque el tiempo ha demostrado que aquella decisión fue fruto de una gran visión de futuro. El mismo claustro universitario reconoce que a la postre, esta fue la gran obra acometida por el rector Jover, es más, incluso su adversario (de 1993) José Ignacio Cubero, públicamente ha reconocido que el Campus de Rabanales se debe a Amador Jover.
Sentada la base, por otro lado indiscutible y nunca discutida, de que el actual campus se debe al emprendimiento y apoyo posterior del rector Amador Jover y de sus sucesores, procede ahora analizar otros hechos relacionados con la denominación que propongo para el campus de Rabanales. Hasta diciembre del pasado año en que falleció nuestro amigo Amador, muy pocos entre los miembros de la población universitaria, se habían planteado el tema que traigo ahora a la consideración de la ciudad de Córdoba y especialmente de los miembros de su universidad. Posiblemente, porque a pesar de los méritos contraídos por Jover, no es costumbre muy española reconocer en vida los merecimientos, y por tanto, asignar en vida, a una persona tan alta distinción, y por ello no parecía probable que así se hiciera. Esto, seguramente pesó en el ánimo de los anteriores rectores, incluso en el rector Domínguez quien, durante su mandato, asignó denominaciones significativas a la mayoría de los edificios del campus.
Hasta principio de 2022 el tema había quedado como subyacente, e incluso el rector Villamandos, discípulo académico de Jover, no tuvo tiempo suficiente para reaccionar tras su muerte máxime con una convocatoria de elecciones inminente (mayo, 2022). Es pues, ahora, una vez nombrado al rector Torralbo, cuando creo que ha llegado el momento de llevar a cabo esta iniciativa. Así pues, ¿procede preguntarse si es oportuno modificar la actual denominación de Campus Universitario de Rabanales? En caso afirmativo, ¿cuál sería su denominación aconsejable?: ¿el nombre de alguna personalidad relacionada con la antigua historia de Córdoba?, ¿el de algún científico internacional? o bien ¿el de la persona que apostó por su génesis y desarrollo?
Comprendo que mi amigo Amador era una persona bastante controvertida, algún miembro del actual equipo rectoral me ha expuesto sobre él lo siguiente «Amador, era una persona que iba por una acera, veía un charco, dejaba la acera, pisaba el charco y luego seguía su camino». Esto solo quiere decir que en vida tenía enemigos, adversarios sería más adecuado, que ahora podrían volver a entrar en escena bajo la bandera de aquella rivalidad ya obsoleta oponiéndose a que se haga justicia, y «se dé al Cesar lo que es del Cesar». Porque el Campus de la Universidad de Córdoba, cuando ya la historia puede haber retirado aquellas antiguas cuestiones y rivalidades hoy carentes de sentido, solo puede tener una lógica denominación que haga justicia: «Campus Universitario Amador Jover Moyano».
