Diario Córdoba

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Raquel Rodríguez Muñoz

Cada vez más pobres

La cuesta de enero se está quedando en un suave valle comparada con la que estamos viviendo en los últimos meses. Las subidas exponenciales de las facturas de la luz en verano y de los precios de los alimentos están dejando los bolsillos tiritando, lo que hunde aún más a quienes ya tenían que pedir ayudas para sobrevivir y extiende el calificativo de pobre a un mayor número de españoles. La situación es tan grave que tener trabajo ya no es garantía de nada.

Un político madrileño dijo en julio que una familia que ingresa anualmente 143.000 euros es clase media y al final, pese a la polémica, va a tener razón porque de ahí para abajo y por el camino que van los precios, ya se nos puede ir considerando clase baja.

Porque los sueldos no están creciendo en la misma medida y esto supone que, si trabajas y cobras en torno a los mil euros, e incluso más, entre el alquiler o hipoteca, la luz, la alimentación y el resto de gastos básicos, a ver quién es el que puede ahorrar, al contrario, dará para ir sobreviviendo y poco más. Eso sin contar la llegada de gastos extraordinarios como averías en el coche o en algún electrodoméstico, ya el remate.

Cierto es que el Gobierno ha tomado algunas medidas, como poner un tope al precio de la luz o proponer el blindaje de precios de productos básicos para poder hacer una cesta de la compra decente por unos 30 euros, pero de momento no están repercutiendo en la economía familiar. No hay casa o empresa donde la factura de la luz no haya crecido este verano porque además, las altas temperaturas han obligado a hacer más uso del habitual de aparatos como el aire acondicionado. Ha sido eso o arriesgarse a sufrir un golpe de calor en tu propia casa. Y si encima gastas mucho, te llevas una penalización.

¿Cómo puede asumir eso un pensionista o una persona con bajas prestaciones? Al final, los pobres van siendo más pobres y los que no lo eran están bajando en el escalafón.

Una solución podría ser poner paneles solares, por ejemplo, pero los trámites y la necesidad de ayudas hacen que no esté al alcance de la mano de la mayoría de vecinos o comunidades.

Y en la cesta de la compra, da la sensación de que volvemos para atrás, a la época de nuestros abuelos o bisabuelos, que tenían que racionar la comida. O quienes gobiernan hacen algo pronto o regresaremos a tiempos ya olvidados.

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