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Fuerza y amenazas en el sector agroalimentario

El ‘Anuario Agroalimentario’ se erige como principal referencia en el análisis de la provincia

La fuerza, el peso en la actividad económica y la calidad del sector agroalimentario cordobés están fuera de dudas. En las últimas décadas, el sector primario ha sabido evolucionar e implementar una industria transformadora y comercial que, aunque lejos todavía de sus potencialidades, ha creado el necesario valor añadido para unas producciones que décadas atrás se vendían en bruto en su mayor parte tras la recolección. Las industrias oleícolas, al igual que el sector lácteo y la industria cárnica ganadera han avanzado, incorporando mayor potencia en el ámbito frutícola -de los cítricos a las almendras-, el sostenimiento de cereal... Y todo ello arrastrado por la pujanza de empresas como Covap -la gran potencia del norte de la provincia-, Dcoop, Almendras Morales, Canoliva o Almazaras de la Subbética. La producción final agraria de Córdoba alcanzó 1.767 millones de euros en el año 2021, con el olivar como cultivo que sigue creciendo y ocupa ya la mitad de la superficie cultivada. 

El sector agroalimentario cordobés se ha beneficiado de la visión certera de algunas grandes cooperativas e industrias, de la emulación desde otras más pequeñas, de la mecanización y modernización de las explotaciones, de la intensa colaboración de la Universidad de Córdoba y del campus agroalimentario C3A, de las denominaciones de origen del aceite, el vino, el vinagre y el jamón ibérico, de la seriedad de su agricultura ecológica -la de mayor superficie de Andalucía-, de los esfuerzos por vincular el turismo rural a la promoción de los productos locales en la gastronomía y del peso del sector cinegético. Y ello se ha reflejado en la apertura de mercados y en la internacionalización, que tuvo su mejor año en el 2021 y en este ejercicio continúa al alza, con ventas por 630,2 millones de euros hasta junio, el 40% de la exportación total de la provincia. 

El panorama debería ser esperanzador, pero la complejidad del sector y de la cadena alimentaria y las circunstancias actuales no presentan un futuro fácil. A la incertidumbre y trabas en los suministros que se ha desatado con la guerra de Rusia sobre Ucrania se han sumado otras situaciones que añaden escollos muy graves a la actividad agroganadera e industrial. Los precios de la energía se han disparado, restando no solo beneficios, sino rentabilidad a las explotaciones, y poniendo incluso en peligro su supervivencia. La inflación genera una alerta justificada. La sequía, una de las mayores de los últimos cincuenta años, ha creado un panorama desolador para los cultivos de secano y costes ganaderos, y las restricciones de agua ponen también en riesgo a los regadíos. Otro factor clave es la preocupación del sector por la nueva Política Agraria Común de la UE, esa PAC que cambia las reglas del juego y afecta al modelo de explotaciones cordobesas.

Esta situación, junto con una completa radiografía del sector y un apartado especial dedicado a la exportación -con claves y orientación sobre los pasos que hay que adoptar desde que se toma la decisión de buscar mercados internacionales hasta que se pone la mercancía en el destino-, se analiza en el ‘Anuario Agroalimentario’ de Diario CÓRDOBA, entregado ayer a nuestros lectores. Es la quinta edición de este exhaustivo trabajo de nuestro periódico, que se erige ya como el principal actor y referente en el análisis y propuestas para el agroalimentario cordobés, elaborado con el patrocinio del Ministerio de Agricultura, el Ayuntamiento de Córdoba, la Diputación de Córdoba, la Universidad de Córdoba, Cajasur y Covap. 

La fuerza de la realidad que refleja el ‘Anuario Agroalimentario’ subraya con claridad la necesidad de respaldar a un sector que ya demostró durante la pandemia ser una actividad esencial, una garantía para la población. La situación requiere medidas urgentes y también a largo plazo, con unidad -tan difícil en estos momentos- y acciones decididas desde el Gobierno y la Junta de Andalucía para que se mantenga la rentabilidad de las explotaciones, se consiga superar la crisis y se preserven las capacidades del agro cordobés con vistas a un futuro de crecimiento. 

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