Diario Córdoba

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Jose Manuel Ballesteros Pastor

¡Astutas matemáticas!

Y siento tantas tes, pero se trata de que trato de la temática de las matemáticas. Porque resulta que, ¡por fin!, he resuelto mentalmente problemas que tenía planteados desde mis tiernos años de la escolástica, allá, más o menos, por cuando el Paleolítico Superior, entonces y mis setenta años actuales. Y, ¡vaya por Dios!, lo siento, me siguen acometiendo las tes. Verán ustedes mi problemática, o más bien el retrato, retreta, retrete de los problemas que estos listos, listas y listones, que pasan lista a mis impuestos cada tarde y cuando me acuesto, me venían planteando. Y aprovecho para sugerírselos a las actuales generaciones de maestros y el nuevo curso escolar que empieza.

Pues resulta, digo, que si por una parada de autobús pasa un ídem cada diez minutos, en una hora pasarán por esa parada, contando con que pasen, claro, seis autobuses. Pregunta: Si retraso dos minutos la llegada de cada autobús, serían doce minutos, y entonces para rellenar la hora, ¿cuántos autobuses necesitaría? Solución: Cinco.

Corolario: Pues resulta que ahora estos listones me dicen que me rebajan la mitad del bonobús. El funcionario de la ventanilla, que a veces funciona y a veces no funciona (me refiero al funcionario, claro, y no tan claro, y no a la ventanilla, claro), el funcionario que está vez sí funciona me sonríe al comunicarme la buena nueva de esa epifanía que me mandan los listones. Pero yo... no sé, no sé. Y, efectivamente, sí sé por qué los autobuses han cambiado su horario más o menos horario. Otro problema: Si los listones me dicen que me bonifican con veinte céntimos y me cobran cien de impuestos, ¿cuánto me regalan? Solución: me dan veinte y me sacan ochenta. ¡Ole ahí la gracia inteligente! Corolario: No tengo más espacio para plantear más problemas. Seguiríamos con el de los cien euros para los niños pobres, recordaríamos aquellos ordenadores portátiles que se regalaron hace años...

Y los trileros, haciendo su agosto. ¿Dónde está la bolita? Y la bolita corre de un vasito a otro, y la bolita nunca está en el vasito que señalamos. Y venga a poner dinero, y venga a pagar, y a ver si acierto. Y el trilero, ¿dónde está la bolita? Y venga a regalarnos dinero. Y ¡qué feliz soy en mi país de las maravillas, protegido por esa mente de mentor y menta!

* Escritor

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