Diario Córdoba

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Antonio Gil

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Golpe sin piedad a la vida de los más débiles

Se ha dicho ya hasta la saciedad que la crisis que padece nuestro mundo trasciende lo económico y lo social, también lo cultura y lo educativo, ya que estamos viviendo una crisis antropológica, que afecta a la misma concepción del ser humano. La imagen tradicional del hombre se hace añicos. Los cambios que estamos padeciendo contienen tanta hondura y gravedad que emergen realidades nuevas que ni siquiera podíamos imaginar tiempo atrás. Las viejas estructuras sociales, económicas y familiares entran en crisis. Lo sólido se deshace. Emerge algo líquido que todavía no tiene cuerpo, ni solidez, pero la sociedad entera debe estar muy atenta a lo que nace. Hace unos días nos encontrábamos con este titular periodístico: «Ley del aborto sin informe del Consejo General del Poder Judicial y sin justificar la «urgencia» (El Mundo, el pasado miércoles). Traducido a un lenguaje claro y llano: «Golpe sin piedad a la vida de los más débiles».

Allá por el año 1986, Miguel Delibes publicó un articulo, titulado «Aborto libre y progresismo» (Abc), en el que afirmaba que «el abortismo ha venido a incluirse entre los postulados de la moderna «progresía». Cuenta Delibes que, en aquellos momentos y ante unos «principios» que eliminaban vidas indefensas, algunos progresistas se dijeron: «Esto va contra mi ideología. Si el progresismo no es defender la vida, la más pequeña y menesterosa, contra la agresión social, y precisamente en la era de los anticonceptivos, ¿qué pinto yo aqui, en este partido?». El ideario «progresista» de entonces resultaba bastante sugestivo seguirlo.

La vida era lo primero, lo que procedía era mejorar su calidad para los desheredados y los indefensos. Pero surgió el problema del aborto en cadena, libre, y con él la polémica sobre si el feto era o no persona. ¿Qué diría ahora el periodista y escritor si contemplara la defensa a ultranza del aborto, las reglas de juego que se han establecido? La sociedad se despeña poco a poco, la humanidad se empobrece sedienta y desamparada, las víctimas inocentes se acrecientan sin que se encuentren soluciones a tanta barbarie, ¿qué camino tomar en esta hora? El papa Francisco, frente al idealismo irracional, subraya el valor de la racionalidad; pero frente al pragmatismo desesperado, hace hincapié en el valor de la esperanza en que otro mundo es posible y necesario.

«La Iglesia defiende la vida, especialmente de los que no tienen voz. Entre los más débiles, de los que la Iglesia quiere ocuparse con predilección, están también los niños no nacidos, que son los más indefensos e inocentes de todos, a los que hoy se quiere negar su dignidad humana para poder hacer con ellos lo que se quiera, quitándoles la vida y promoviendo una legislación para que nadie pueda impedirlo». El Papa tiene palabras muy fuertes contra el aborto: «El aborto es un crimen. Es eliminar uno para salvar otro. Es lo que hace la mafia. (Audiencia general, 10 de octubre-2018). Llega septiembre, la ciudad se viste de prisas y todos buscamos esa «felicidad sencilla» de sentirnos bien, es decir, libres para caminar, sonrientes para comunicarnos e ilusionados para conseguir las metas mejores y los proyectos más hermosos.

* Sacerdote y periodista

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