Diario Córdoba

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Manuel Piedrahíta

Abundan las bibliotecas públicas

El hábito de leer hay que iniciarlo en la niñez, sobre todo en la gratuidad de una biblioteca pública

El premio del Ministerio de Cultura a ocho bibliotecas cordobesas me produce una sincera satisfacción; y no solo por llevar el nombre de María Moliner, autora del Diccionario de uso del español -eso sí que es feminismo envidiable- sino también porque supone un acceso al libro y a la lectura en municipios de menos de 50.000 habitantes. Se han concedidos premios a los mejores proyectos de fomento de la lectura y, sobre todo los concedidos a esos ocho pueblos con una ayuda de 2.777 euros. He rememorado tiempos lejanos cuando por unos peniques de inscripción, apenas veinticinco pesetas, podía tomar en préstamo hasta tres libros en aquella biblioteca pública de Londres. Entonces me preguntaba (1962): ¿cuándo podremos tener en nuestros pueblos cordobeses algo semejante? No pasaría mucho tiempo cuando asistí en Baena a la inauguración de una funcional biblioteca municipal abierta a todas las edades, como supongo son las ocho ahora premiadas. Dijo entonces la consejera Ana Torres, «la lectura es la llave que abre las puertas a la libertad». El hábito de leer hay que iniciarlo en la niñez, sobre todo en la gratuidad de una biblioteca pública. No es la primera vez que cito al escritor Carlos Marzal: «La emoción intelectual y sensorial de la lectura se convierte directamente en alegría; creo que en realidad leemos para ser más felices». Un manual de mi época de bachiller aconsejaba leer a Azorín para que «escribáis como él». Fue un verdadero clásico y a la vez un autor moderno. Tengo sus obras completas, nueve tomos que compre recién llegado a Madrid para iniciar mis estudios de Periodismo.

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