Diario Córdoba

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Francisco García-Calabrés

El último verano

Hay que aprender del pasado y prepararse para el futuro, pero vivir el presente

Llegamos a este mes de agosto con dos posturas abiertamente contrapuestas y enfrentadas ante cómo encarar el verano que vivimos en el contexto social, económico e internacional en que nos encontramos. De un lado, representando a los analistas independientes, en esta esquina del cuadrilátero, vistiendo sus mejores galas de estudios y ensayos, el afamado economista Santiago Niño Becerra, reconocido por anticipar dos años antes la crisis del 2008, quien nos advirtió de que nos encontramos ante «el último verano» de tranquilidad y estabilidad dado el fuerte aumento de la inflación, la subida de los tipos de interés y el coste del dinero, la posible entrada en recesión de la economía norteamericana para el otoño, y la decisión del Banco Central Europeo de dejar de comprar la ingente deuda pública de los Estados, que llaman a un futuro cercano poco halagüeño. Según este catedrático de Estructura económica, la situación económica del país se volverá más complicada, con recortes en el estado Social, que entrará en declive a partir de septiembre, tras una época en la que las familias están destinando sus ahorros a «llenar bares, restaurantes y carreteras». Nos avisa de que vivimos como si no hubiese un mañana, tal cual los locos años 20 del siglo pasado, y el crack está a la vuelta de la esquina. Aconsejándonos que «si una persona, una familia, había pensado gastarse en las vacaciones 100, que gaste solo 20 y que guarde 80 para septiembre». Aunque él mismo reconoce que gran parte de la población no quiere pensar en lo que ocurrirá en tres meses. El economista autor del libro ‘Futuro ¿qué futuro?’, ante la tormenta económica pide prudencia y austeridad: «Sería bueno que dejáramos de consumir de todo», es su receta.

Del otro lado del cuadrilátero, los millones de mileuristas, los pensionistas y la sufrida clase trabajadora, los rejodidos autónomos, y todos aquéllos que sienten la necesidad del ‘carpe diem’, tras dos años de confinamientos, vacunas y mascarillas. Hayan o no ahorrado durante este tiempo cuatro duros, quienes se sienten liberados al poder ya dar besos y abrazos a diestro y siniestro, de quienes tienen -tenemos- la sensación de vivir un verano que vale por tres. ¡Y hay que aprovecharlo!. Y más este año de calores achicharrantes que nos llevan a emigrar para salir de este infierno. Representados, eufemísticamente por favor, por el histórico dirigente de UGT y militante del PSC, Pepe Álvarez, quien señalaba: «Nos dicen un día sí y otro también que vamos a entrar en una situación de crisis, que hay recesión, que la guerra, que después del verano vamos a saber qué es lo que pasa... quieren hasta que no pasemos bien el verano... ¡Que se vayan a hacer puñetas! Vamos a disfrutar del verano porque es nuestro, nos lo hemos ganado, que no nos quiten lo que hemos ganado».

¿A quien hacemos caso en este mar de confusiones? Al sentido común y a mi propio criterio. Desde luego, opto por vivir el presente, que es lo que tengo. Ni el pasado ni el futuro existen. Pero tampoco podemos hacerlo sin cabeza. Hay que aprender del pasado y prepararse para el futuro, pero vivir el presente, claro que consciente de mis obligaciones de mañana. Siempre he sido muy contrario a las políticas de los miedos, tan vinculadas con escenarios de incertidumbres que, por otro lado, son permanentes. Pepe Cabello, autor de ‘La fuerza del coraje’, nos advierte que la incertidumbre que se cierne sobre la sociedad «es una de las principales fuentes de miedo», y se ha convertido en «la gran arma de guerra del siglo XXI», además de ser la protagonista de una tremenda manipulación. Confiemos en la capacidad creadora del ser humano que, como ante otras tantas crisis, encontrará nuevas soluciones a los problemas y retos que nos conciernen. Aunque me temo que la victoria del enfrentamiento no será por KO sino por puntos al final de los trece asaltos. Ya veremos, al tiempo, quién llevaba razón. Pero mientras, ¡que nos quiten lo bailao!.

* Abogado y mediador

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