Diario Córdoba

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Carmen Galán Soldevilla

TRIBUNA ABIERTA

Carmen Galán Soldevilla

El mundo apasionante de las algas

Tienen distintos niveles de complejidad que les ha permitido adoptar diferentes estrategias para su adaptación al medio acuático

Durante el verano, muchos optamos por pasar las vacaciones a la orilla del mar. A pesar de las aglomeraciones que en esta parte de España se producen en verano, la vista del mar nos ofrece momentos de tranquilidad y relajación, que permiten que dediquemos parte de nuestro tiempo al pensamiento y la reflexión, una actividad placentera que, desafortunadamente, nos falta en el día a día urbanita, por la velocidad de vértigo que normalmente llevamos en nuestras tareas cotidianas.

Durante los paseos matinales, al amanecer, caminando por la orilla se pueden ir descubriendo las distintas formas y colorido que presenta, lo que me hace pensar, entre otras cosas, en unos de los principales organismos que pueblan este tipo de ecosistemas, las algas. Un mundo apasionante, dada su diversidad en apariencia y en modos de vida, llegando a alcanzar distintos niveles de complejidad que les ha permitido adoptar diferentes estrategias para su evolución y adaptación al medio acuático. Las algas son fotosintéticas, para lo que poseen distintos tipos de pigmentos que les permiten utilizar las diferentes bandas del espectro luminoso para sintetizar los azucares que necesitan para vivir. Precisamente es el tipo de pigmento lo que nos permite diferenciarlas sistemáticamente en tres grandes grupos: rodófitos o algas rojas, feófitos o algas pardas y clorófitos o algas verdes. Por este motivo, durante mucho tiempo han sido consideradas como parte del Reino Vegetal; sin embargo, desde Whittaker, en 1969 y 1979, se incluyen dentro del Reino Protista, un reino considerado como cajón de sastre donde se encuentran aquellos organismos que no llegan a considerarse como plantas, hongos o animales por no contar con verdaderos tejidos y órganos.

Las algas pardas y rojas están más representadas en el medio marino; las primeras predominan en la zona intermareal, llegando a alcanzar algunas de sus especies un gran tamaño por contar con los seudotejidos más diferenciados en el mundo de las algas; mientras que las rojas cuentan con pigmentos complementarios que les permite habitar en aguas más profundas, en este caso se trata de algas muy diversas en cuanto a formas y tamaño, sin llegar a alcanzar el de algunas algas pardas. Las algas verdes, se encuentran mejor representadas en agua dulce, aunque muchas de sus especies son también marinas. De ahí que el paisaje de costa presente una tonalidad parduzca con manchas verdes que a menudo destacan por su brillo, por ejemplo, el que nos ofrece la lechuga de mar (Ulva lactuca), acompañadas en algunas ocasiones por algas rojas. Las algas verdes son estructuralmente bastante simples, no llegan a adquirir formas complejas, situándose la mayoría de ellas cerca de la superficie del agua para facilitar la fotosíntesis. Estudios recientes ponen en evidencia que estas algas son las que han podido evolucionar hacia la conquista del medio terrestre como precursoras de las plantas vasculares o espermatófitos.

Si miramos hacia atrás, en búsqueda del origen de organismos fotosintéticos, algunas de las bacterias que poblaban nuestro planeta hace unos dos mil quinientos millones de años, las cianobacterias o algas verdeazuladas, consiguieron aprovecharse del sol y del C02 para generar oxígeno y azúcares, es decir la fotosíntesis oxigénica (otras bacterias realizaban y realizan, la fotosíntesis sin liberación de oxígeno). Estas algas verdeazuladas son consideradas como los primeros seres vivos colonizadores de nuestro planeta, cuya atmósfera estaba carente de oxígeno gaseoso por aquellos tiempos. Estas algas verdeazuladas fueron las que dieron origen a las verdaderas algas, y por tanto al mundo vegetal, ya que, según la teoría de la endosimbiosis, tanto las mitocondrias como los cloroplastos fueron en su origen bacterias fagocitadas por otras de mayor tamaño. La función principal de las mitocondrias es la respiración, la función de los cloroplastos es realizar la fotosíntesis, estando en este caso solo presentes en el mundo vegetal. Esta teoría fue enunciada por Lynn Margulis en 1967, investigadora estadounidense y esposa del gran divulgador científico Carl Sagan. Margulis fue reconocida como doctora honoris causa por numerosas universidades de todo el mundo y premiada con numerosos reconocimientos. Tuve la ocasión de coincidir con ella durante el primer Simposio Europeo de Aerobiología, organizado en 1996 en Santiago de Compostela, donde impartió la conferencia inaugural. Lynn, una mujer encantadora y muy sencilla, me a dedicó uno de sus libros sobre el origen de la vida que guardo con mucho cariño. A pesar de su complicada agenda, la invitamos para realizar una visita a la Universidad de Córdoba que no declinó, pero desafortunadamente nuestra invitación llegó tarde, desarrolló un cáncer del que falleció en 2011. Con ello, se fue una gran investigadora que dedicó una gran parte de su vida a estudiar este grupo de organismos tan interesante, como son las algas.

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