Diario Córdoba

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Alberto Díaz-Villaseñor

NO ME DIGAS...

Alberto Díaz-Villaseñor

El cuento del cambio

Dice Pérez-Reverte que él no tiene ideología, sino biblioteca. Habría que añadir que es bueno también tener hemeroteca. Y en eso ando, rebuscando en la experiencia, la biblioteca y la hemeroteca, y confirmando la sospecha de que nos la están dando con queso con lo del cambio climático. Manejando documentación y hemerotecas de aquí y de allá, encuentras unos estudios muy jugosos que dan al traste con que esto de los cambios climáticos sean básicamente responsabilidad de la mano humana. Dicha mano influye, qué duda cabe, en la degradación de algunos ecosistemas (y en su mejoramiento también), pero los meses de inactividad por la pandemia nos demuestran que esa influencia no es tan importante, ya que muchos se han recuperado en tiempo récord. Buceemos en los dichosos cambios climáticos y sus causas: «El Sáhara dejará de ser un desierto, su clima oscila entre seco y húmedo cada 20.000 años» (revista científica N+21 y Europa Press, 3 de enero de 2019, citando informes del Massachusetts Institute of Technology), y dice que los ciclos dependen de la actividad solar y del cambio en la inclinación del eje de la Tierra. «En los siglos VI y VII la temperatura bajó 4 grados afectando a civilizaciones de Europa y Asia» (El País, 8 de febrero de 2016), ello produjo migraciones, invasiones, hambrunas y pestes. El análisis de cortezas de árboles, capas de nieve y sedimentos hablan de un cambio en las temperaturas de hasta -4,6 grados desde el siglo II ¡hasta el XIX! Fuentes: el Instituto Federal Suizo de Investigación y Nature Geo Science. Otra vez, las causas son la actividad solar (baja en este caso) y cierta orogénesis con actividad volcánica. «El cambio climático que acabó con el imperio romano» (ABC, 6 de octubre de 2017), que determinó un bagaje de malas cosechas, inmigraciones violentas por hambre, etc. Y así un montón de referencias más. ¿Esto es negar los cambios climáticos? No, al contrario, existen, pero no de ahora, y se ve que dependen más de la actividad solar y fenómenos de la Tierra que -también influyen, pero menos- de la actividad humana. ¿Qué intereses existen para todo el catastrofismo actual? En otro artículo.

* Escritor | @ADiazVillasenor

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