Diario Córdoba

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José Antonio López García

Sociedad paliativa

Seréis como dioses en la sociedad paliativa cuando ya se hablaba del Transhumanismo, con la pretensión de crear, mediante la tecnología, una especie humana superior en sus aspectos intelectual , síquica y de salud. Como dioses, el Estado del bienestar está dando paso a la «sociedad paliativa», una noción filosófica que ahora es ampliamente utilizada por los observadores sociales. Entre ellos, el filósofo germano-coreano Byung-Chul Han ha saltado a la palestra con su libro ‘La sociedad paliativa’ (Edit. Herder). Hemos aceptado el control e incluso estaríamos dispuestos a que nos «rastreen» completamente para evitar el dolor. La sociedad paliativa es la que promete desterrar el dolor de nuestras vidas, incluso el dolor de la decepción y la depresión. La sociedad paliativa querría mantener a todos en un estado artificial de anestesia, lejos de los peligros, de los conflictos y dentro de un sistema de garantías preventivas. Un sociólogo estadounidense ha llegado a hablar de un derecho constitucional a no sentir dolor. La sociedad paliativa es la política que nos separa de la realidad para salvaguardar nuestro bienestar agradable y garantizado, protegido no solo de los virus sino también de los conflictos y las frustraciones sociales. La sociedad paliativa puede ser autoritaria con el consentimiento general, puede provocar autolimitaciones por parte del propio ciudadano incluso antes de que sean impuestas por el poder político. Para evitar el dolor, la información, la vida democrática y la economía se «reordenaron» y los ciudadanos agradecieron al poder político que se había convertido en el Gran Médico de Familia. El poder se convierte en un gran «entrenador psicológico» para superar los traumas y la depresión. La sociedad paliativa es una sociedad analgésica y de sopor que cubre las dinámicas sociales que provocan el dolor. El nacimiento y la muerte se medicalizan o se privatizan, o se psicologizan, ocultando en cada caso su aspecto real de dolor. La cuarentena, tan regulada con precisión durante la pandemia, se convierte en una situación de emergencia permanente en la sociedad paliativa, considerando el dolor como el principal peligro a exorcizar por el poder. La disponibilidad permanente a hacer cuarentena significa que la ideología liberal se encuentra con el despotismo suave e indoloro del control social total. Si el objetivo del poder político es crear un confort a salvo del dolor, y todos estamos dispuestos a ser radiografiados y a vivir mediante algoritmos de ingeniería social, ¿por qué no se podría programar todo desde el nacimiento mediante bioingeniería? En vez de anestesiar el dolor ¿por qué no prevenirlo interviniendo en los seres humanos? Aquí se abre el aspecto ético más preocupante, el aspecto transhumano de la sociedad paliativa.

** Licenciado en Ciencias Religiosas

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