Diario Córdoba

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José Javier Rodríguez Alcaide

Los premios de la AJE

He leído que la Asociación de Jóvenes Empresarios ha seleccionado entre algunos de sus asociados los proyectos que son dignos de mérito.

Creo que los premiados han bebido del mercado, que es como una cesta de ingredientes creativos.

Siempre imaginé ciertos métodos de estos jóvenes para recolectar en la cesta del mercado los ingredientes necesarios para sus nuevos proyectos. Imagino a cada uno de los premiados como portador de una cesta en la que apilar esos ingredientes.

Han demostrado romper su propio statu quo y, además, han sobrepasado los límites dentro de los que estaban operando.

El premio iniciativa empresarial ha recaído en Mantenimiento y Montajes y la mención trayectoria empresarial se ha otorgado a la empresa de servicios para la construcción Ingedesa.

Con toda seguridad que los dos galardonados han hecho gala de su creatividad en alguna de las dos siguientes direcciones: han buscado en el mercado nuevos ingredientes para hacer su trabajo de manera diferente o han explorado lo tradicional a través de nuevos caminos, reorientando lo tradicional como si dentro de su empresa hubiera existido una torsión.

¿Quiénes dentro los premiados han creado puentes entre modos de pensar aparentemente contradictorios ?

¿Qué grado de variedad de gentes con experiencias diversas existen en sus respectivos equipos ?

La creatividad de los premiados se ha fundamentado, con toda seguridad, en sus propias contradicciones; de un lado la del socio o empleado que piensa linealmente y, de otro lado, está el socio o empleado que actúa intuitivamente.

A los premiados los contemplo como inmersos en la tradición y, al mismo tiempo, con la voluntad de experimentar una inspiración momentánea tras muchas horas de transpiración.

Para alcanzar esa distinción, dedicaron mucho tiempo a reunir una rango de elementos, que utilizaron en tanto otros elementos quedaron empantanados. Para ganar esos premios han tenido que mezclar muchos y variados ingredientes desde el comienzo de sus procesos creativos, en lugar de descansar sobre una perspectiva individual y en la esperanza de la llegada de un rayo de luz.

Se puede aventurar que en cada empresa existe más de una persona que participó con su esfuerzo en el logro del proyecto.

No hay creatividad sin la cooperación de varios participantes. Para abonar esta afirmación existen muchos datos y ejemplos. Y para ello les relato un caso muy conocido para todo lector de este diario.

Todo el mundo conoce que Thomas Edison fue el inventor de la bombilla incandescente pero desconoce que el inventor del filamento de carbono fue Lewis Latimer, quien patentó el invento en 1881. Curiosamente, este afroamericano, de profesión barrilero, trabajó para desarrollar el invento con un competidor de Edison.

Pero Latimer, unos años después, en 1885, dejó al empresario y pasó a colaborar con Edison.

La creatividad de las empresas premiadas con toda seguridad no sucedió como un descubrimiento realizado por una sola persona sino que el triunfo reconocido proviene del trabajo de muchas personas, que se esfuerzan en la carrera por el objetivo de aprovechar las oportunidades del mercado.

En tiempos de Edison muchos trabajaron en equipo para lograr poder aplicar la potencia de la electricidad tal como ahora buscamos aprovechar la potencia solar transformándola en electricidad.

Sin la adaptación exitosa de la invención de Latimer la bombilla incandescente de Edison se hubiera transformado en un fallo práctico y comercial.

Edison fue consciente de sus propias limitaciones creativas y formó un equipo de investigadores que complementa sus fortalezas y sus debilidades.

Creo que en la empresa normalmente no existe el genio sino el equipo capaz de lograr una creatividad eficaz.

Y esto debe haber sucedido en el caso de las empresas premiadas.

** Catedrático emérito de la Universidad de Córdoba

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