Diario Córdoba

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Marcos Santiago Cortés

Pedro Sánchez

"No digo que sea un presidente excelente, ni digo que el próximo que llegue pueda hacerlo mejor. Solo que me gustaría que la crítica fuese medianamente meritoria y digna"

Escribiendo esto no pretendo otra cosa que expresar lo que concluyo después de pensar con sosiego. Puedo estar equivocado, por supuesto, y cualquiera puede contradecir mis argumentos y convencer más que yo, cosa que no me molesta lo más mínimo sino todo lo contrario; como soy persona que por interés propio y ambición didáctica le encanta aprender de los demás, agradezco todo correctivo que haga avanzar mi entendimiento. No busco beneficiar ni hacer campaña a nadie. Y nadie me paga por escribir esto, ni por supuesto me va a pagar. Lo poco que he conseguido en mi vida a nivel laboral ha sido con mucho esfuerzo y aguantando carros y carretones y por ello, como que estoy acostumbrado a no recibir nada, ni gratis ni como premio. Digamos que estoy acostumbrado a encontrar gente que no te valora como a lo mejor debería. No espero nada de la política, perdón, de los políticos. Porque de la política lo espero todo con esperanza. Y si cuento esto de mí, que parece que no viene al caso o que pudiera interpretarse como exceso de ego, dejo claro que lo hago para trasladar que opino sin recelo, sin miedo, sin ataduras ideológicas o partidistas, es decir, con esa sensación de libertad tan gratificante para cuerpo y alma que te expande hasta el infinito a pesar de habitar en un mundo cuadriculado.

Así que una vez que he dejado claro que mi opinión no está manipulada por intereses propios o ajenos a la búsqueda de la verdad desnuda, voy a lanzarme al ruedo a puerta gayola en unos tiempos que todo es taxativo y que parecemos rebaños numerados porque la duda parece prohibida; hoy la opinión no depende de la razón sino de un sueldo pecuniario o sentimental que tuviste, tienes o que te puede llegar. Porque voy hablar del presidente del Gobierno, de Pedro Sánchez. Y voy a escribir sobre él, porque no puedo soportar más tanta crítica irrelevante o dañina que busca influir en personas ligeras de convencimiento, que desgraciadamente aún son muy numerosas en España. Me impresiona tanto embuste manipulador sobre su persona que solo busca incidir en la opinión de los votantes para que otros partidos puedan acceder al poder. Que sí Pedro “el mentiroso”, el Pedro que “está hundiendo a la nación española”, el Pedro “dictador que no respeta la Separación de Poderes”, el Pedro “ambicioso que quiere gobernar a toda costa” o incluso el Pedro “traidor o cómplice de los asesinos” por pactar con etarras o independentistas catalanes. O también “el Pedro amigo de Marruecos”.

Yo no digo que Pedro Sánchez sea un presidente excelente, ni digo que el próximo que llegue pueda hacerlo mejor. Solo que me gustaría que la crítica fuese medianamente meritoria y digna por estar realizada desde las ganas de superación social y no proveniente de un ansia exacerbada de desalojarlo para ocupar su lugar. Empecemos por el principio para analizar esta figura política: Pedro Sánchez fue desechado por los varones inamovibles de su partido y orgánicamente repudiado. Pero lejos de venirse abajo y acatar la monotonía piramidal del clásico aparato partidista del PSOE, trabajó duro e ilusionado de pueblo en pueblo y de sede en sede. Y así se ganó el liderazgo, apelando a los afiliados. Por eso en el PSOE, nadie puede cuestionar su liderazgo, porque salió de lo más legítimo: su gente. Es cierto que llegó al poder con una moción de censura, pero luego ganó las elecciones limpiamente. Más legitimidad, imposible. Pues bien, pacta con Bildu y Esquerra que nadie debería obviar que si están en el Parlamento es porque alguien consideró que cumplen todos los requisitos constitucionales; pero a ese alguien o mejor, a esos muchos alguien, nadie los llamó traidores ni asesinos. Porque el haber permitido que estuvieran en el Parlamento sí que es pactar con ellos en su totalidad, a ver si nos vamos enterando. Ya es hora que asumamos que esa presencia en el Parlamento español, deja claro que Bildu no es ETA, ni su heredero, porque para ser herederos de ETA deberían haber heredado su legado, como son las pistolas y no las palabras. Pero lo cierto es que hoy en ninguna de las Provincias Vascongadas hay atentados ni tiros bajo aquel vomitivo y falso argumento de una supuesta opresión española. Al contrario, lo que estamos viendo con el pacto con el gobierno, es que nunca antes se había visto a Bildu implicarse tanto en la votación de leyes sociales para toda España. Que el dolor por los crímenes terroristas nunca se ira de nuestra memoria está más claro que el agua. Pero el predicar de algunos que Bildu es ETA y a la vez tenerlos como compañeros en los escaños del Parlamento, muestra la hipocresía de los que dicen eso. Y del independentismo catalán que tuvimos que vivir hace unos años, no hay ni rastro. Están todos callados y hasta Rufián, que tanto parlaba, ahora se implica en los problemas de todo el estado español.

Se habla del bloqueo judicial del máximo órgano de los jueces. Pero su máximo representante, achacó el problema a la falta de acuerdo entre Gobierno y oposición, o sea, no achacó el problema al Gobierno. En Ceuta y Melilla había un peligro real y constatado de pérdida de soberanía española que hacía imprescindible un acercamiento amistoso con el rey de Marruecos. Y se ha hecho. Quien crea que unas alambradas más altas y puntiagudas en la frontera de nuestras ciudades africanas resuelve el problema, es que no sabe cuál es el problema. La contrapartida es que Argelia, airada en un principio por sus intereses en el Sahara, ya ha desbloqueado el comercio con España. La jugada internacional ha salido redonda y coordinada con Estados Unidos. Y si no sale, pues se intentará otra vez. Pero en política internacional- que en este caso era también nacional- mirar para otro lado pudiera haber provocado una situación para la que no estamos preparados.

A Pedro Sánchez, le ha caído una pandemia mundial que nadie pudo prever, luego un volcán que arrasó a una parte de España fundamental para el turismo, posteriormente una guerra en Europa en la que hasta la que parecía económicamente invencible como es Alemania, está temblando. Y ahora, el cambio climático ha llegado en su plena cara con los incendios y la sequía cuando había grupos políticos que decían que el problema climático era una exageración.

Pero el argumento crítico más absurdo con el presidente es que quiere el poder a toda costa cuando ha llegado al mismo por vías legítimas, cuando es su primera legislatura y cuando dentro de un año y medio se someterá a las urnas. Nunca antes ningún presidente del mundo contemporáneo se encontró una situación social y política tan dramática y, aun así, tuvo tan poca comprensión por parte de la oposición. Y ahí está el hombre, intentando hacer todo lo mejor posible, eso sí, de acuerdo por supuesto con su visión del mundo desde la izquierda europea occidental. Porque lo que no podemos pedir es que Pedro Sánchez piense en clave PP porque si no, pues sencillamente sería del PP. Y sí, digo izquierda europea occidental porque la dictadura comunista soviética que irremediablemente llegaba con Pedro y que iba a destruir la Propiedad Privada y nuestras libertades y que se avecinaba terroríficamente a nuestras vidas liberales no llega ni se le espera. Y, además, España no se ha roto, sino que yo diría que está más cohesionada que nunca alrededor de su figura.  ¿Y qué sigue diciendo la oposición? Pues que España se rompe cuando no se ha roto nada, que pacta con asesinos que no han asesinado a nadie, que no ayuda a los autónomos y mediana empresa cuando no ha parado de conceder ayudas por la Pandemia y cuando la Renta Vital, tan cuestionada porque según algunos restaba motivación para trabajar, está siendo vital- como bien dice su nombre-para millones de familias. Ahora dice de poner un impuesto a las fuertes compañías y a la gran banca que no creo que sea una tragedia para estas grandes fortunas y sí que será bueno para sufragar por ejemplo la sanidad pública de la que tanto presumimos todos. Luego están los argumentos sin un mínimo esfuerzo del intelecto y que por tanto insultan la inteligencia como ese de que Pedro viaja en un avión cuando ese avión está al servicio de todo el que ha sido presidente de Gobierno. Ah, y que no lleva corbata como si la corbata llevara neuronas fundamentales para razonar.

A ver si el problema es que Pedro Sánchez es un hombre adelantado a su tiempo.

* Abogado

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